Con todo su esplendor aparece la princesa, con bordados de oro en sus vestidos.
Cantares 8:13 - Biblia Castilian 2003 ¡Oh tú, la que tienes tu morada en los jardines! Los amigos escuchan. ¡Hace sentir tu voz! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Oh, tú que habitas en los huertos, Los compañeros escuchan tu voz; Házmela oír. Biblia Nueva Traducción Viviente Amada mía, tú que te entretienes en los jardines, tus compañeros tienen la dicha de oír tu voz. ¡Déjame oírla también! Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Oh tú que habitas en los huertos!,
tus compañeros prestan oído a tu voz,
haz que yo también la pueda oír. La Biblia Textual 3a Edicion Ella ¡Oh, tú que habitas en los huertos, Los compañeros anhelan oír tu voz! ¡Házmela oír! Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Oh tú, la que tienes tu morada en los jardines! Los amigos escuchan. ¡Hace sentir tu voz! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Oh, tú la que moras en los huertos, los compañeros escuchan tu voz; házmela oír. |
Con todo su esplendor aparece la princesa, con bordados de oro en sus vestidos.
Dime, amado de mi alma, dónde apacientas el reba o, dónde sestea al mediod a, para que no vague perdida tras la grey de tus zagales.
Levántate, aquilón; avanza, austro, soplad en mi jard n, que corran sus perfumes.
Al huerto de nogales descend, para ver los reto os de la vega, para ver si germinan ya las vi as, si el granado está en flor.
Mi amado descendió a su jard n, al arriate del bálsamo, a apacentar en los vergeles, a recoger los lirios.
Mi vi a, la que es m a, la retengo. Para ti, Salomón, los mil siclos, y da doscientos a los guardas.
Porque donde están dos o tres congregados para invocar mi nombre, all estoy yo entre ellos'.
y ense ándoles a observar todo cuanto yo os he mandado. Y mirad: yo estoy con vosotros todos los d as hasta el final de los tiempos'.
Si permanecéis en m y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis, y os será concedido.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid y recibiréis, y as vuestra alegr a será plena'.
'Vete', contestó él. Y la despidió por dos meses. Ella se fue con sus compa eras por los montes y estuvo haciendo duelo por su virginidad.
Cuando le vieron, le asignaron treinta compa eros para que estuvieran con él.