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Cantares 8:1 - Biblia Castilian 2003

¡Ah, si fueras mi hermano, amamantado a los pechos de mi madre! Al encontrarte fuera podr a yo besarte sin desprecio de nadie.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¡Oh, si tú fueras como un hermano mío Que mamó los pechos de mi madre! Entonces, hallándote fuera, te besaría, Y no me menospreciarían.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¡Cómo quisiera que fueras mi hermano, el que mamó de los pechos de mi madre! Así podría besarte sin pensar en quién nos mira, y nadie me criticaría.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Ah, si tú fueras hermano mío, alimentado con el pecho de mi madre! Te podría besar al encontrarte afuera sin que me despreciaran.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Oh, si tú fueras como mi hermano, que mamó los pechos de mi propia madre! Al hallarte afuera yo te besaría, Y nadie me despreciaría por ello.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¡Ah, si fueras mi hermano, amamantado a los pechos de mi madre! Al encontrarte fuera podría yo besarte sin desprecio de nadie.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¡Oh que fueras tú como mi hermano, que mamó los pechos de mi madre; así, al encontrarte afuera yo te besaría, y no me menospreciarían!

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Lòt tradiksyon



Cantares 8:1
40 Referans Kwoze  

no sea que se enoje y perdáis vuestros caminos, pues su ira se enciende en un momento. ¡Dichosos los que en él buscan abrigo!


Abre, Se or, mis labios, y anunciará mi boca tus grandezas.


¡Que me bese con besos de su boca! Mejores son que el vino tus amores;


iremos de ma ana a los vi edos, para ver si las vides ya germinan, si los pámpanos abren, si florecen los granados. All te entregaré yo mi amor.


Yo de gu a, habr a de llevarte a la casa de la madre y tú me ense ar as. Te dar a a beber vino aromático y jugo de granadas.


Caminarán hacia ti encorvados los hijos de tus opresores, se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban, y te llamarán ciudad de Yahveh, Sión del Santo de Israel.


Pues bien, el Se or mismo os dará una se al: mirad: la doncella está encinta, va a dar a luz un hijo, y le pondrá el nombre de Emmanuel.


Para aumento del principado y para una paz sin fin, sobre el trono de David se sentará y sobre su reino, para consolidarlo y apoyarlo en derecho y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Yahveh Sebaot lo hará.


Pondré en movimiento a todas las naciones, vendrán los tesoros de todas las naciones y llenaré de gloria este templo - dice Yahveh Sebaot -.


Salta de gozo, hija de Sión, da gritos de júbilo, hija de Jerusalén. Mira a tu rey que viene a ti: es justo y victorioso, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de un asna.


He aqu que yo env o a mi mensajero, para que prepare el camino delante de m. Muy pronto vendrá a su templo el Se or a quien buscáis, el Ángel de la alianza que deseáis. Mirad que ya llega - dice Yahveh Sebaot -.


Quien a vosotros escucha, a m me escucha; y quien a vosotros desprecia, a m me desprecia. Pero quien me desprecia a m, desprecia a aquel que me ha enviado'.


Pero yo os digo: respecto a todo aquel que se declare en mi favor delante de los hombres, el Hijo del hombre también se declarará en favor suyo delante de los ángeles de Dios.


A algunos que presum an de ser justos y menospreciaban a los demás les dijo esta parábola:


Presentándose en aquel mismo momento, glorificaba a Dios, y hablaba del ni o a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.


Porque, si alguno se avergüenza de m y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y la de su Padre y la de los santos ángeles.


Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Nosotros vimos su gloria, gloria como de Hijo único que viene del Padre, lleno de gracia y de verdad.


sabiendo Jesús que el Padre lo hab a puesto todo en sus manos, y que de Dios hab a venido y a Dios volv a,


Sal del Padre y he venido al mundo; ahora dejo el mundo y me voy al Padre.'


Pues nadie ha subido al cielo sino aquel que bajó del cielo, el Hijo del hombre'.


Les respondió Jesús: 'Si Dios fuera vuestro Padre, me amar ais a m, porque yo sal y vengo de Dios; pues no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado.


y lo plebeyo del mundo y lo despreciable, lo que no cuenta, Dios lo escogió para destruir lo que cuenta.


Pero la Jerusalén de arriba es libre; y ésta es nuestra madre.


Pero, en cuanto a m, ¡l breme Dios de gloriarme en otra cosa que no sea la cruz de nuestro Se or Jesucristo, mediante la cual el mundo fue crucificado para m y yo para el mundo!


Pues la verdadera circuncisión somos nosotros, los que practicamos el culto según el Esp ritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en la carne,


Sin lugar a dudas, grande es el misterio de la religión: Él ha sido manifestado en carne, justificado en esp ritu, visto por ángeles, proclamado entre gentiles, cre do en el mundo, ascendido en gloria.