Entonces la mujer de Jeroboán se levantó, se puso en camino y llegó a Tirsá. Justamente al trasponer ella el umbral de la casa, el ni o murió.
Cantares 6:4 - Biblia Castilian 2003 Eres bella, amiga m a, como Tirsá, como Jerusalén, llena de gracia, terrible como ejército formado bajo las banderas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa; De desear, como Jerusalén; Imponente como ejércitos en orden. Biblia Nueva Traducción Viviente Eres hermosa, amada mía, como la bella ciudad de Tirsa. Sí, eres tan hermosa como Jerusalén, tan majestuosa como un ejército con sus estandartes desplegados al viento. Biblia Católica (Latinoamericana) Eres hermosa, amada mía, como Tirsá,
encantadora como Jerusalén,
imponente como tropas ordenadas. La Biblia Textual 3a Edicion Él Oh amada mía, eres hermosa como Tirsa,° Deseable como Jerusalem, Imponente como un ejército con estandartes. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Eres bella, amiga mía, como Tirsá, como Jerusalén, llena de gracia, terrible como ejército formado bajo las banderas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Hermosa eres tú, oh amada mía, como Tirsa; de desear, como Jerusalén; Imponente como un ejército con sus banderas. |
Entonces la mujer de Jeroboán se levantó, se puso en camino y llegó a Tirsá. Justamente al trasponer ella el umbral de la casa, el ni o murió.
Cuando se enteró Basá, suspendió la fortificación de Ramá y se retiró a Tirsá.
En el a o tercero de Asá, rey de Judá, Basá, hijo de Aj as, comenzó a reinar sobre todo Israel en Tirsá. Reinó veinticuatro a os.
Grande es el Se or y digno de alabanzas en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo.
Hermosa altura, alegr a de la tierra, la colina de Sión, en el extremo norte, la ciudad del gran rey.
Soy morena, pero hermosa, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Quedar, como los pabellones de Salmá.
Paloma m a que anidas en las grietas de la roca, en los huecos escarpados, déjame ver tu figura, hazme sentir tu voz; que tu voz es suave, tu figura, graciosa.
Yo dorm a, pero mi corazón velaba. ¡Una voz! Mi amado llama: '¡Ábreme, hermana, amada m a, mi paloma sin mancha; mi cabeza rezuma de roc o; mis bucles, de las gotas de la noche'.
¿Quién es aquélla que se alza como la aurora, hermosa como la luna, brillante como el sol, terrible como ejército formado bajo las banderas?
Contra ti batieron palmas Sámek cuantos pasaban por el camino; silbaron y movieron la cabeza contra la hija de Jerusalén: '¿Es ésta la ciudad que llamaban primor de hermosura, delicia de toda la tierra?'.
Aquel d a yo haré de Jerusalén una piedra de carga para todos los pueblos. Cuantos carguen con ella, quedarán magullados. Y todas las naciones de la tierra se congregarán contra ella.'
Las armas de mi combate no son carnales, sino que tienen poder divino para derribar fortalezas: derribamos sofismas
para presentársela a s mismo toda gloriosa, sin mancha ni arruga o cosa parecida, sino, por el contrario, santa e inmaculada.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios, preparada como esposa ataviada para su esposo.