pero viendo que no pod a dominarle, le tocó en la articulación del muslo. Entonces la articulación del muslo de Jacob se dislocó mientras luchaba contra él.
Cantares 3:4 - Biblia Castilian 2003 Apenas los pasé, topé con el amado de mi alma. Le as y ya no le dejaré, hasta meterlo en la casa de mi madre, en la alcoba de la que a m me concibió. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Apenas hube pasado de ellos un poco, Hallé luego al que ama mi alma; Lo así, y no lo dejé, Hasta que lo metí en casa de mi madre, Y en la cámara de la que me dio a luz. Biblia Nueva Traducción Viviente Y apenas me alejé de ellos, ¡encontré a mi amado! Lo tomé y lo abracé con fuerza, y lo llevé a la casa de mi madre, a la cama de mi madre, donde fui concebida. Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Han visto a mi amado?
Apenas los había dejado
cuando encontré al amado de mi alma.
Lo abracé y no lo soltaré más
hasta que no lo haya hecho entrar
en la casa de mi madre,
en la pieza de la que me dio a luz. La Biblia Textual 3a Edicion Apenas los había pasado, Hallé al que ama mi alma, Me prendí de él y no quise soltarlo, Hasta que lo introduje en la casa de mi madre, En la alcoba de la que me concibió. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Apenas los pasé, topé con el amado de mi alma. Le así y ya no le dejaré, hasta meterlo en la casa de mi madre, en la alcoba de la que a mí me concibió. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pasando de ellos un poco, hallé luego al que ama mi alma; trabé de él, y no lo dejé, hasta que lo metí en casa de mi madre, y en la cámara de la que me concibió. |
pero viendo que no pod a dominarle, le tocó en la articulación del muslo. Entonces la articulación del muslo de Jacob se dislocó mientras luchaba contra él.
Dime, amado de mi alma, dónde apacientas el reba o, dónde sestea al mediod a, para que no vague perdida tras la grey de tus zagales.
Tu cuello, como torre de marfil; tus ojos, las albercas de Jesbón, a las puertas del Bat Rab n. Tu nariz es semejante a la torre del L bano que mira hacia Damasco.
Yo de gu a, habr a de llevarte a la casa de la madre y tú me ense ar as. Te dar a a beber vino aromático y jugo de granadas.
No hablé en lo escondido, ni en lugar tenebroso de la tierra. No dije a la estirpe de Jacob: 'Buscadme en el caos'. Yo soy Yahveh, que digo verdad y declaro lo que es justo.
Bueno es Yahveh para los que en Él esperan, Tet para el alma que le busca.
Y de pronto, Jesús les salió al encuentro y las saludó: '¡Salve!'. Ellas se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron.
¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo: tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
ni altura ni profundidad, ni ninguna otra cosa creada, podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Se or nuestro.