Cantares 2:7 - Biblia Castilian 2003 Muchachas de Jerusalén, yo os conjuro por las gacelas y las ciervas de los campos: no despertéis ni desveléis a mi amor hasta que quiera. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera. Biblia Nueva Traducción Viviente Prométanme, oh mujeres de Jerusalén, por las gacelas y los ciervos salvajes, que no despertarán al amor hasta que llegue el momento apropiado. Biblia Católica (Latinoamericana) Hijas de Jerusalén, yo les ruego
por las gacelas y las cabras del campo
que no despierten ni molesten al Amor
hasta cuando ella quiera. La Biblia Textual 3a Edicion Él ¡Oh hijas de Jerusalem, os conjuro por las gacelas y por las ciervas del campo, Que no disturbéis al amor ni lo despertéis hasta que quiera! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Muchachas de Jerusalén, yo os conjuro por las gacelas y las ciervas de los campos: no despertéis ni desveléis a mi amor hasta que quiera. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo os exhorto, oh hijas de Jerusalén, por los corzos y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar a mi amor hasta que quiera. |
cierva preciosa, linda gacela. Que siempre te embriaguen sus encantos y siempre estés prendado de su amor.
sálvate como una gacela de la trampa, como un pájaro de manos del cazador.
Soy morena, pero hermosa, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Quedar, como los pabellones de Salmá.
Hasta que expire el d a y las sombras se alarguen, vuelve, amado m o, igual que la gacela o como el cervatillo, por los montes de Béter.
Mi amado se parece a la gacela o a un cervatillo. Allá está parado detrás de la cerca, observando por ventanas, atisbando a través de celos as.
Muchachas de Jerusalén, yo os conjuro por las gacelas y las ciervas de los campos: no despertéis ni desveléis a mi amor hasta que quiera.
Su boca es la dulzura y todo él deseable. Tal es mi amado, as es mi compa ero, muchachas de Jerusalén.
Date prisa, amado m o, y sé cual la gacela o como el cervatillo por los montes de los bálsamos.
Muchachas de Jerusalén, yo os conjuro: no despertéis ni desveléis a mi amor hasta que quiera.
Yahveh, mi Se or, es mi fortaleza; me da pies como los de las ciervas, por las alturas me hace caminar. Al maestro del coro. Con instrumentos de cuerda.
Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: 'Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios'.