Me brota del corazón un bello canto, voy a recitar poemas para el rey, mi lengua es la ágil pluma de un escriba.
Cantares 2:3 - Biblia Castilian 2003 Como manzano entre los árboles silvestres, as mi amado entre los jóvenes. A su sombra he deseado sentarme, y comer de sus sabrosos frutos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar. Biblia Nueva Traducción Viviente Como el manzano más selecto del huerto es mi amante entre los jóvenes. Me siento bajo su sombra placentera y saboreo sus deliciosos frutos. Biblia Católica (Latinoamericana) Como manzano entre los arbustos,
así es mi amado entre los jóvenes.
Estoy sentada a su sombra deseada
y su fruto me es dulce al paladar. La Biblia Textual 3a Edicion Ella Como el manzano entre los árboles del bosque, Así es mi amado entre los jóvenes. A su sombra he deseado sentarme, Y comer sus dulces frutos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Como manzano entre los árboles silvestres, así mi amado entre los jóvenes. A su sombra he deseado sentarme, y comer de sus sabrosos frutos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes: Con gran deleite me senté bajo su sombra, y su fruto fue dulce a mi paladar. |
Me brota del corazón un bello canto, voy a recitar poemas para el rey, mi lengua es la ágil pluma de un escriba.
Aventajas en belleza a los hijos de los hombres, en tus labios hay la gracia derramada, y as Dios te bendice eternamente.
Del director. 'No destruyas'. De David. Miktam. En la cueva, huyendo de Saúl.
Los cielos te dan gracias, Se or, por tus portentos, y por tu fidelidad, la asamblea de los santos.
El que mora al abrigo del Alt simo y a la sombra del Omnipotente se aposenta,
¡Qué hermoso eres, amado m o, qué dulce delicia! Nuestro lecho es de fronda.
Confortadme con tortas de pasas, fortalecedme con manzanas, que desfallezco de amor.
Tus reto os, un huerto de granados con frutos exquisitos de alhe a y de nardos,
Levántate, aquilón; avanza, austro, soplad en mi jard n, que corran sus perfumes.
Su boca es la dulzura y todo él deseable. Tal es mi amado, as es mi compa ero, muchachas de Jerusalén.
iremos de ma ana a los vi edos, para ver si las vides ya germinan, si los pámpanos abren, si florecen los granados. All te entregaré yo mi amor.
Una vi a ten a Salomón en Baal Hamón. Puso a su vi a guardianes: cada uno, por su fruto, le tra a mil siclos de plata.
Mi vi a, la que es m a, la retengo. Para ti, Salomón, los mil siclos, y da doscientos a los guardas.
¿Quién será la que sube del desierto, reclinada en su amado? Te desperté bajo el manzano, donde te concibió tu madre, donde la que te alumbró te hab a concebido.
pues has sido refugio para el pobre, refugio para el indigente en su angustia, reparo contra el aguacero, sombra contra el calor. Porque el soplo de los poderosos es como aguacero contra un muro.
Será cada uno como abrigo contra el viento, como refugio contra el temporal, como arroyos de agua en erial, como sombra de roca maciza en tierra agostada.
Aquel d a el brote de Yahveh será hermosura y gloria; y el fruto del pa s, honor y esplendor para los supervivientes de Israel.
una tienda que dará sombra contra el calor del d a, y refugio y abrigo contra el aguacero y la lluvia.
Junto al r o, a su orilla, por uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales, cuyo follaje no se marchitará y cuyo fruto no se agotará; cada mes producirán nuevos frutos, porque sus aguas manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de medicina'.
Están secas las cepas, marchitas las higueras; granados, palmeras y manzanos, resecos los árboles todos del campo. Ha desaparecido la alegr a entre los hijos de los hombres.
fija nuestra mirada en el jefe iniciador y consumador de la fe: Jesús. El cual, a la vista de la dicha que se le presentaba, soportó la cruz, sin tomar en cuenta la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios.
Y la zarza respondió a los árboles: 'Si de verdad me queréis ungir para que reine sobre vosotros, venid a refugiaros bajo mi sombra; de lo contrario, saldrá fuego de la zarza y devorará los cedros del L bano''.