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Apocalipsis 9:20 - Biblia Castilian 2003

El resto de los hombres, los que no fueron exterminados por estas plagas, no se convirtieron de las obras de sus manos, de modo que no dejaron de adorar a los demonios y a los dolos de oro y de plata y de bronce y de piedra y de madera, que no pueden ver ni o r ni andar.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sin embargo, los que no murieron en esas plagas aun así rehusaron arrepentirse de sus fechorías y volverse a Dios. Siguieron rindiendo culto a demonios y a ídolos hechos de oro, plata, bronce, piedra y madera, ¡ídolos que no pueden ni ver ni oír ni caminar!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero los sobrevivientes, los que no fueron exterminados por estas plagas, no renunciaron a sus prácticas: continuaron adorando a los demonios, con esos ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, que no pueden ver, oír ni caminar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y el resto de los hombres, los que no fueron muertos por estas plagas, tampoco se arrepintieron de las obras de sus manos, para dejar de adorar° a los demonios, y a los ídolos de oro y de plata, y de bronce y de piedra y de madera, los cuales no pueden ver, ni oír, ni andar.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El resto de los hombres, los que no fueron exterminados por estas plagas, no se convirtieron de las obras de sus manos, de modo que no dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro y de plata y de bronce y de piedra y de madera, que no pueden ver ni oír ni andar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen a los demonios, y a las imágenes de oro, y plata, y bronce, y piedra, y de madera; las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar,

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Lòt tradiksyon



Apocalipsis 9:20
43 Referans Kwoze  

Por haberme abandonado y por haber quemado incienso a dioses extra os, provocándome a ira con todas las obras de sus manos, se ha encendido mi cólera contra este lugar y no se apagará'.


Mientras estaba asediado, el rey Ajaz aumentó su infidelidad a Yahveh,


Por haberme abandonado y por haber quemado incienso a dioses extra os, provocando as mi ira con todas las obras de sus manos, se ha encendido mi cólera contra este lugar y no se apagará'.


En ofrenda inmolaron a demonios sus hijos y sus hijas.


Su pa s está lleno de dioses: adoran la obra de sus manos, lo que hicieron sus dedos.


Anima el artesano al orfebre, el que pulimenta con martillo al que golpea en el yunque. Dice de la soldadura: '¡Está bien!'. La sujeta con clavos para que no se tambalee.


Pronunciaré mis sentencias contra ellos por toda su maldad, pues me abandonaron, incensaron a dioses extra os y adoraron las obras de sus manos.


Y no vayáis tras otros dioses para servirlos y adorarlos, ni me ofendáis con las obras de vuestras manos, para que no os haga mal.


al ofenderme con las obras de vuestras manos, por incensar a otros dioses en el pa s de Egipto, adonde habéis venido a residir, resultando as que os extermináis y os convert s en una maldición y un oprobio en todas las naciones de la tierra?


Yahveh, ¿no buscan tus ojos la verdad? Los has golpeado y no se han dolido; los has consumido, y no quisieron aprender la lección. Tienen la cara más dura que una piedra, no quieren convertirse.


Todo hombre se queda entontecido, sin conocimiento, avergonzado de su dolo todo orfebre, porque su estatua fundida es un enga o: no tienen vida,


Te has alzado contra el Se or del cielo; has hecho que te trajeran los vasos de su casa, y habéis bebido vino en ellos tú y tus magnates, tus mujeres y tus concubinas; has venerado a los dioses de plata y de oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, y no has glorificado al Dios que tiene en su mano tu hálito vital y todos tus caminos.


Bebieron vino y alabaron a sus dioses de oro de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra.


Nunca más ofrecerán sus sacrificios a los sátiros, con los cuales se prostitu an. Esta será para ellos una ley perpetua en todas sus generaciones.


arrancaré tus aserás de en medio de ti y destruiré tus dolos.


Porque se presentó Juan ante vosotros por el camino de la justicia y no cre steis en él; pero los publicanos y las prostitutas s le creyeron. Vosotros, en cambio, incluso después de haber visto esto, no os habéis arrepentido para creer en él.


Siendo, pues, del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad pueda ser semejante al oro, a la plata o a la piedra, esculpidos por el arte y el pensamiento humano.


Pero ahora estáis viendo y oyendo cómo este Pablo ha convencido y seducido a una gran muchedumbre, no sólo de Éfeso, sino de casi toda Asia, diciendo que no son dioses los que se hacen a mano.


Y fabricaron un becerro aquellos d as, ofrecieron sacrificios al dolo y celebraron una fiesta a la obra de sus manos.


y que, al llegar yo de nuevo, me humille mi Dios ante vosotros, y tenga que llorar por muchos de los que antes pecaron y no se convirtieron de la impureza, fornicación y libertinaje que cometieron.


Pues sé que después de mi muerte os echaréis a perder totalmente y os desviaréis del camino que os he prescrito y que en tiempos venideros os alcanzará la desventura, por haber obrado el mal a los ojos de Yahveh y haberle irritado con las obras de vuestras manos'.


ofrecen sacrificios a demonios que no son Dios, a dioses que no conoc an, nuevos, recién llegados, a los que no temieron sus padres.


All serviréis a dioses de madera y piedra, hechos por mano de hombre, que no ven ni oyen, ni comen ni huelen.


El Esp ritu dice expresamente que, en los últimos tiempos, algunos desertarán de la fe y se entregarán a esp ritus enga osos y ense anzas demon acas,


Y vi otra se al grande y maravillosa en el cielo: siete ángeles que ten an siete plagas, las últimas, porque con ellas se consumará la ira de Dios.


El cuarto derramó su copa sobre el sol y le fue concedido abrasar a los hombres con fuego.


Pues el poder de los caballos está en sus fauces y en sus colas. Sus colas son semejantes a serpientes provistas de cabezas con las que causan da o.


Y no se convirtieron de sus asesinatos, ni de sus maleficios, ni de su fornicación, ni de sus robos.