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Apocalipsis 9:19 - Biblia Castilian 2003

Pues el poder de los caballos está en sus fauces y en sus colas. Sus colas son semejantes a serpientes provistas de cabezas con las que causan da o.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El poder de estos caballos estaba en la boca y en la cola, pues sus colas tenían cabezas como de serpiente, con el poder para herir a la gente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Es temible la boca de los caballos, pero también lo son las colas. Pues las colas son como serpientes y terminan en cabezas con las que causan daño.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pues el poder° de los caballos está en sus bocas y en sus colas, porque sus colas son semejantes a serpientes, que tienen cabezas, y con ellas dañan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues el poder de los caballos está en sus fauces y en sus colas. Sus colas son semejantes a serpientes provistas de cabezas con las que causan daño.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque su poder está en su boca y en sus colas; porque sus colas eran semejantes a serpientes, y tenían cabezas, y con ellas dañan.

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Lòt tradiksyon



Apocalipsis 9:19
5 Referans Kwoze  

Los gu as de este pueblo lo extraviaron, quienes se dirig an a s mismos se perdieron.


para que ya no seamos ni os, sacudidos por las olas y llevados de acá para allá por todo viento de doctrina, a merced de las trampas de los hombres y de la astucia que urde las artima as del error,


Sus colas son parecidas a las de escorpiones, con aguijones, y en sus colas está su poder de da ar a los hombres por cinco meses.


Por estas tres plagas murió la tercera parte de los hombres: por el fuego, el humo y el azufre que brotaba de sus fauces.


El resto de los hombres, los que no fueron exterminados por estas plagas, no se convirtieron de las obras de sus manos, de modo que no dejaron de adorar a los demonios y a los dolos de oro y de plata y de bronce y de piedra y de madera, que no pueden ver ni o r ni andar.