Lo ha jurado el Se or y no se torna: Tú eres sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec.
Apocalipsis 11:15 - Biblia Castilian 2003 Tocó el séptimo ángel. Y hubo grandes voces en el cielo que dec an: 'El reino del mundo ha pasado a nuestro Se or y a su Cristo. Él reinará por los siglos de los siglos'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta, y hubo fuertes voces que gritaban en el cielo: «Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por siempre y para siempre». Biblia Católica (Latinoamericana) Tocó el séptimo ángel su trompeta; entonces resonaron grandes voces en el cielo: 'Ahora el mundo ha pasado a ser reino de nuestro Dios y de su Cristo. Sí, reinará por los siglos de los siglos. La Biblia Textual 3a Edicion Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: ¡El reino del mundo ha llegado a ser de nuestro Señor y de su Ungido, y reinará por los siglos de los siglos!° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tocó el séptimo ángel. Y hubo grandes voces en el cielo que decían: 'El reino del mundo ha pasado a nuestro Señor y a su Cristo. Él reinará por los siglos de los siglos'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el séptimo ángel tocó la trompeta; y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos de este mundo han venido a ser de nuestro Señor, y de su Cristo; y reinará para siempre jamás. |
Lo ha jurado el Se or y no se torna: Tú eres sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec.
Que el Se or reine por siempre, tu Dios, Sión, por las generaciones. Aleluya.
Los reyes de la tierra se levantan, los pr ncipes conspiran entre ellos contra el Se or y contra su Ungido:
Levántate, Se or, gobierna tú la tierra, pues las naciones todas son tu herencia.
Los pueblos todos que has creado acudirán a postrarse ante ti y a dar gloria a tu nombre.
Sucederá aquel d a: se tocará la trompeta gigante, y vendrán los perdidos en tierra de Asiria y los dispersos en tierra de Egipto, y adorarán a Yahveh en el monte santo, en Jerusalén.
¡Exaltad, cielos, porque Yahveh lo ha hecho! ¡Aclamad, profundidades de la tierra! ¡Prorrumpid, monta as, en júbilo, el bosque con todos sus árboles, porque Yahveh redimió a Jacob y en Israel manifiesta su gloria!
Mira: a gente que no conoces llamarás, y gentes que no te conocen correrán hacia ti por amor de Yahveh, tu Dios, del Santo de Israel, que te glorifica.
Yahveh, mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en el d a de angustia, a ti vendrán naciones de los confines de la tierra y dirán: Sólo mentira heredaron nuestros padres, vanidad que de nada sirve.
Residirán en el pa s que le di a mi siervo Jacob, en el cual residieron vuestros padres; en él vivirán para siempre ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos; y mi siervo David será siempre su pr ncipe.
Midió otros mil: era un r o que no se pod a vadear, porque el agua era tan alta que hab a que pasarla a nado; no era un r o vadeable.
Le fueron concedidos dominio, gloria e imperio; y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino es un reino que no perecerá.
Mas los santos del Alt simo recibirán el reino y lo poseerán eternamente y por los siglos de los siglos'.
hasta que vino el anciano, se hizo justicia a los santos del Alt simo y llegó el momento en que los santos tomaron posesión del reino.
El reino y el dominio y la grandeza de los reinos bajo el cielo les serán dados al pueblo de los santos del Alt simo. Su reino es un reino eterno, y todos los imperios le servirán y le obedecerán'.
Aquel d a responderé - oráculo de Yahveh -, responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra;
Y subirán victoriosos al monte Sión para juzgar a la monta a de Esaú. ¡El reino será de Yahveh!
Haré de las cojas un resto, y de las extraviadas una nación poderosa. Yahveh reinará sobre ellos en el monte Sión desde ahora y para siempre.
Y Yahveh será rey sobre toda la tierra. Aquel d a Yahveh será único, y único será su nombre.
Porque desde el lugar por donde sale el sol hasta el lugar de su ocaso, mi nombre es grande entre las naciones; y en todo lugar, un sacrificio humeante, una oblación pura, se ofrece a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones - dice Yahveh Sebaot -.
Y enviará a sus ángeles con potente trompeta, para que reúnan a sus elegidos desde los cuatro vientos, de un extremo a otro de los cielos.
Igualmente - os digo - hay gran alegr a entre los ángeles del cielo por un solo pecador que se convierte'.
y apenas llega a casa, reúne a los amigos y vecinos, y les dice: Alegraos conmigo; que ya encontré la oveja que se me hab a perdido.
¿A qué esa agitación de las naciones y ese vano murmullo de los pueblos? Se han juntado los reyes de la tierra y los pr ncipes han conspirado contra el Se or y contra su Ungido.
Y en cambio, respecto del Hijo: Tu trono, oh Dios, subsiste para siempre; y tu cetro real es un cetro justiciero.
sino que cuando el séptimo ángel profiera su voz, cuando vaya a tocar su trompeta, se habrá consumado el misterio de Dios, como anunció él a sus siervos, los profetas.
Y o una gran voz en el cielo que dec a: 'Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y el imperio de su Cristo. Porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que d a y noche los acusaba ante nuestro Dios.
¿Quién no temerá, Se or, y no glorificará tu nombre? Porque sólo tú eres santo, porque todos los pueblos vendrán y se postrarán ante ti, porque tus justos designios han quedado manifiestos'.
El séptimo derramó su copa en el aire. Y salió del santuario una gran voz que proced a del trono y que dec a: '¡Hecho está!'
Lucharán contra el Cordero, pero el Cordero, junto con los suyos, los llamados, elegidos y fieles, los vencerá porque es Se or de se ores y Rey de reyes '.
Después de esto o un gran clamor en el cielo, como de numerosa muchedumbre, que dec a: '¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
Y o un clamor como de numerosa muchedumbre, como estruendo de muchas aguas y estampido de poderosos truenos, que dec a: '¡Aleluya! Porque ha comenzado a reinar el Se or, nuestro Dios todopoderoso.
Luego vi tronos. A los que se sentaron en ellos se les dio poder de juzgar. Y vi las almas de los que hab an sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a cuantos no hab an adorado la bestia ni su imagen, ni hab an recibido la marca en la frente ni en la mano. Volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil a os.
Tocó el cuarto ángel. Y fue azotada la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, de modo que se oscureció la tercera parte de cada uno de ellos; el d a perdió la tercera parte de su brillo, y otro tanto la noche.
Tocó el quinto ángel. Entonces vi una estrella que hab a ca do del cielo a la tierra, a la que se le hab a dado la llave del pozo del abismo.
Tocó el sexto ángel. Y o una voz que sal a de las cuatro esquinas del altar de oro que está delante de Dios