Hab a por aquellos d as, y también después, gigantes en la tierra cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos. Éstos son los héroes famosos de la antigüedad.
Apocalipsis 11:13 - Biblia Castilian 2003 En aquel momento se produjo un gran terremoto; se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron por el terremoto siete mil personas. Los demás quedaron quedaron sobrecogidos de espanto y dieron gloria al Dios del cielo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese mismo momento, hubo un gran terremoto que destruyó la décima parte de la ciudad. Murieron siete mil personas en el terremoto, y todos los demás quedaron aterrorizados y le dieron la gloria al Dios del cielo. Biblia Católica (Latinoamericana) En ese momento se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad, pereciendo en el cataclismo siete mil personas. Los supervivientes se llenaron de espanto y reconocieron al Dios del cielo. La Biblia Textual 3a Edicion En aquella hora hubo un gran terremoto,° y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y en el terremoto murieron siete mil hombres,° y los demás se llenaron de temor, y dieron gloria al Dios° del cielo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En aquel momento se produjo un gran terremoto; se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron por el terremoto siete mil personas. Los demás quedaron quedaron sobrecogidos de espanto y dieron gloria al Dios del cielo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y en aquella hora fue hecho gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y siete mil hombres murieron en el terremoto; y los demás se espantaron, y dieron gloria al Dios del cielo. |
Hab a por aquellos d as, y también después, gigantes en la tierra cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos. Éstos son los héroes famosos de la antigüedad.
por Yahveh Sebaot serás visitada con trueno y terremoto, con enorme estruendo, con tormenta, tempestad y llama de fuego devorador. (5ab) Será como polvo menudo la horda de tus orgullosos, como tamo que pasa la horda de los poderosos.
Dad gloria a Yahveh, vuestro Dios, antes de que oscurezca, antes de que tropiecen vuestros pies por los montes a la hora del crepúsculo, cuando esperéis la luz y yo la haya hecho tinieblas y la haya convertido en densa oscuridad.
Si no escucháis y no hacéis la intención firme de dar gloria a mi nombre - dice Yahveh Sebaot -, lanzaré contra vosotros la maldición y maldeciré vuestras bendiciones. Las maldeciré porque ninguno de vosotros lo hacéis de corazón.
Llamaron por segunda vez al hombre que hab a sido ciego y le dijeron: 'Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es pecador'.
Uno de aquellos d as se levantó Pedro en medio de los hermanos - un grupo de unas ciento veinte personas personas en total - y dijo:
Dijo entonces Josué a Acán: 'Hijo m o, da gloria a Yahveh, Dios de Israel, y tribútale alabanza. Declárame lo que has hecho y no me ocultes nada'.
Pero al cabo de los tres d as y medio un esp ritu de vida procedente de Dios penetró en ellos y se pusieron en pie y un gran temor cayó sobre quienes los contemplaban.
Se abrió el santuario de Dios que está en el cielo y apareció el arca de su alianza en su santuario. Y hubo relámpagos y voces y truenos y terremoto y una gran granizada.
y dec a con gran voz: 'Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adorad al que hizo el cielo y la tierra y el mar y los manantiales de aguas'.
¿Quién no temerá, Se or, y no glorificará tu nombre? Porque sólo tú eres santo, porque todos los pueblos vendrán y se postrarán ante ti, porque tus justos designios han quedado manifiestos'.
Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
Pero tienes en Sardes unas pocas personas que no han manchado sus vestiduras. Éstos andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos.
Cuando abrió el sexto sello, vi sobrevenir un gran terremoto, el sol se volvió negro como un tejido de crin, la luna, toda ella se volvió de sangre
Tomó el ángel el incensario, lo llenó de ascuas del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y hubo truenos y voces y relámpagos y terremoto.
Haced, pues, figuras de vuestros tumores y figuras de las ratas que arruinan el pa s, as daréis gloria al Dios de Israel. Quizá entonces el peso de su mano sobre vosotros, vuestros dioses y vuestro pa s, sea más ligero.