Pero por haber despreciado con esta acción a Yahveh, el hijo que te ha nacido morirá irremisiblemente'.
Amós 2:7 - Biblia Castilian 2003 aplastan en el polvo de la tierra la cabeza de los indigentes; tuercen el camino de los humildes; padre e hijo se llegan a la misma joven, profanando as mi santo nombre. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre. Biblia Nueva Traducción Viviente Pisotean en el polvo a los indefensos y quitan a los oprimidos del camino. Tanto el padre como el hijo se acuestan con la misma mujer y así profanan mi santo nombre. Biblia Católica (Latinoamericana) tomando las ropas empeñadas, se acuestan cerca de cualquier altar, y con el vino de las multas se emborrachan en la Casa de su Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Codician hasta el polvo de la tierra que está sobre la cabeza del pobre, Tuercen la senda de los humildes, Y un hombre y su padre se llegan a la misma joven, A fin de profanar mi santo Nombre; Biblia Serafín de Ausejo 1975 aplastan en el polvo de la tierra la cabeza de los indigentes; tuercen el camino de los humildes; padre e hijo se llegan a la misma joven, profanando así mi santo nombre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Que codician aun el polvo de la tierra sobre la cabeza de los pobres, y tuercen el camino de los humildes; y el hombre y su padre entran a la misma joven, profanando mi santo nombre. |
Pero por haber despreciado con esta acción a Yahveh, el hijo que te ha nacido morirá irremisiblemente'.
Ajab entró en su casa triste e irritado por la respuesta que le hab a dado Nabot de Yizreel, al decirle: 'No te entregaré la heredad de mis padres'. Se acostó en su lecho, volvió el rostro hacia la pared y no quiso comer.
No es bueno discriminar a las personas; por un trozo de pan el hombre delinque.
para ignorar la causa de los indigentes y robar el derecho de los pobres de mi pueblo; para hacer de las viudas su presa y poder expoliar a los huérfanos!
Yahveh entra en juicio con los ancianos de su pueblo y sus jefes: 'Habéis abrasado la vi a, el despojo del pobre está en vuestras casas.
¿Con qué derecho aplastáis a mi pueblo y moléis el rostro de los pobres?' - oráculo del Se or Yahveh Sebaot -.
El uno comete abominación con la mujer de su prójimo, el otro mancha a su nuera con la impureza, el otro abusa en ti de su hermana, hija de su propio padre.
Cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre porque se dec a de ellos: '¡Son el pueblo de Yahveh y han tenido que salir de su pa s!'.
No castigaré a vuestras hijas cuando se prostituyan, ni a vuestras nueras cuando cometan adulterio, porque ellos mismos se van con las rameras y ofrecen sacrificios con las prostitutas sagradas. Y as un pueblo ignorante va a la ruina.
No descubrirás la desnudez de tu nuera, pues es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez.
No permitirás que un hijo tuyo sea pasado por el fuego en honor de Mólec, y no profanarás el nombre de tu Dios. Yo, Yahveh.
No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre, pues es desnudez de tu padre.
Yo me volveré contra ese hombre y lo extirparé de en medio de su pueblo por haber entregado un hijo suyo a Mólec, manchando mi santuario y profanando mi santo nombre.
Escuchad esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samar a, que oprim s a los indigentes, maltratáis a los pobres y dec ais a vuestros maridos: '¡Traed acá! ¡Bebamos!'.
Porque habéis aplastado al indigente y tomáis de él tributo de grano, habéis construido casas de sillares pero no las habitaréis, habéis plantado vi as deliciosas pero no beberéis el vino.
Pues conozco vuestras muchas maldades y vuestros enormes pecados. Oprimen al justo, aceptan soborno y atropellan a los pobres en el tribunal.
Escuchad esto, los que aplastáis al pobre y extermináis a los humildes del pa s
Si codician campos, los roban; si casas, se apoderan de ellas. Hacen violencia al due o y a su casa, al hombre y a su propiedad.
Arrojáis a las mujeres de mi pueblo del hogar que era su delicia. Arrebatáis a sus peque uelos para siempre el honor que yo les di.
Los pr ncipes que la habitan son leones rugientes; sus jueces son lobos de la noche que nada dejan por roer para ma ana.
Pues, según está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles a causa de vosotros.
Por todas partes corre la noticia de un caso de lujuria, entre vosotros, pero tal lujuria que ni entre los paganos existe: que hay uno que vive con la mujer de su padre.