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2 Timoteo 1:12 - Biblia Castilian 2003

Por esta misma causa soporto yo mi situación actual. Pero no me avergüenzo, porque sé perfectamente de quién me he fiado, y estoy seguro del poder que tiene para guardar hasta aquel d a el depósito que se me confió.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Por eso estoy sufriendo aquí, en prisión; pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que él es capaz de guardar lo que le he confiado hasta el día de su regreso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y por el que ahora padezco esta nueva prueba. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he puesto mi confianza y estoy convencido de que tiene poder para guardarme hasta aquel día lo que deposité en sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Por causa de lo cual también padezco estas cosas, pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído y he sido persuadido° de que es poderoso para guardar mi depósito° hasta aquel día.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Por esta misma causa soporto yo mi situación actual. Pero no me avergüenzo, porque sé perfectamente de quién me he fiado, y estoy seguro del poder que tiene para guardar hasta aquel día el depósito que se me confió.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Por cuya causa asimismo padezco estas cosas; mas no me avergüenzo; porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que Él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

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Lòt tradiksyon



2 Timoteo 1:12
58 Referans Kwoze  

en t, mi Dios, conf o. Que no sufra vergüenza, que no tengan en m mis enemigos motivo de alegr a.


hazme salir de esta red que ellos me tienden, pues tú eres mi refugio.


De mi peregrinar llevas tú cuenta: recoge mi pesar en tu redoma, ¿no se halla ya en tu libro?


El Se or es el torreón del oprimido, Váu su refugio en los momentos del aprieto.


Mirad al Dios de mi salvación: conf o y no temo, que mi fuerza y mi canto es Yahveh y él es mi salvación'.


Pues el Se or Yahveh me ayuda para soportar ultrajes, por eso pongo mi rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado.


No temas, que no quedarás avergonzada, no te abochornes, que no quedarás confundida, pues olvidarás la vergüenza de tu solter a y no recordarás la afrenta de tu viudedad.


Yahveh es bueno, Tet es ciudadela en el d a de peligro. Yod Conoce a quienes se refugian en Él cuando descarga la inundación.


y en su nombre pondrán las naciones su esperanza.


En cuanto al d a aquel y la hora, nadie lo sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino el Padre solo.


Muchos me dirán en aquel d a: '¡Se or, Se or!'¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre arrojamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos prodigios?


Os aseguro que habrá menos rigor para Sodoma en aquel d a que para esa ciudad.


Entonces Jesús, clamando con voz potente, dijo: 'Padre, en tus manos conf o yo mi vida'. Y dicho esto, expiró.


No te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del Maligno.


Nadie puede venir a m si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo lo resucitaré en el último d a.


Entonces Pablo y Bernabé dijeron con firme entereza: 'A vosotros ten amos que dirigir primero la palabra de Dios; pero en vista de que la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, nos volvemos a los gentiles.


Pero los jud os instigaron a las mujeres devotas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, expulsándolos de sus confines.


Respondió entonces Pablo: '¿Qué hacéis llorando y partiéndome el corazón? Estoy dispuesto no sólo a dejarme atar, sino a morir en Jerusalén por el nombre del Se or Jesús'.


Mientras apedreaban a Esteban, él oraba diciendo: 'Se or Jesús, recibe mi esp ritu'.


porque yo le mostraré cuántas cosas deberá padecer por mi nombre'.


Porque no me avergüenzo del evangelio, ya que es poder de Dios para salvar a todo el que cree: tanto, y en primer lugar, al jud o, como también al griego.


según está escrito: He aqu que pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca contra la cual uno se da; pero quien tiene fe en él no quedará defraudado.


quien también os mantendrá firmes hasta el final para que lleguéis sin reproche al d a de nuestro Se or Jesucristo.


llegará a descubrirse la obra de cada cual; la manifestará el d a del juicio, porque éste se revela en fuego, y el fuego [mismo] pondrá a prueba la calidad de la obra de cada uno:


según mi ávida expectación y mi esperanza de que en nada seré defraudado, sino que, con toda valent a, ahora como siempre, Cristo será públicamente magnificado en mi cuerpo, ya sea mediante la vida, ya sea mediante la muerte.


con el fin de conocerle a él en persona y la fuerza de su resurrección y la comunión con sus padecimientos, hasta configurarme con su muerte,


el cual transfigurará el cuerpo de esta humilde condición nuestra, conformándolo al cuerpo de su condición gloriosa, según la eficacia de su poder, para someter a su dominio todas las cosas.


Pero aún más: incluso todas las demás cosas las considero como pérdida comparadas con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Se or, por quien me dejé despojar de todo, y todo lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo,


queriendo impedirnos predicar a los gentiles para que se salven. As colman constantemente la medida de sus pecados. Pero al final, la ira descargó de improviso sobre ellos.


Pero vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, de modo que ese d a no puede sorprenderos como ladrón.


Timoteo, guarda el depósito que se te ha confiado y evita los discursos vac os y perniciosos y las contradicciones de la pretendida ciencia.


Guarda ese buen depósito con la ayuda del Esp ritu Santo que habita en nosotros.


¡Tenga el Se or piedad con la casa de Ones foro, que tantas veces me ha dado ánimos y no sólo no se ha avergonzado de mis cadenas,


-¡Que el Se or le conceda hallar misericordia ante el Se or en el d a aquél! - Y mejor que yo sabes tú los servicios que me prestó en Éfeso.


No te avergüences, pues, del testimonio de nuestro Se or ni de m, su prisionero; al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la causa del evangelio, apoyado en la fuerza de Dios,


Por él soporto el sufrimiento, incluso el de las cadenas, como si fuera un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada.


Y ahora está ya preparada para m la corona de justicia, con la que me retribuirá en aquel d a el Se or, el juez justo; y no sólo a m, sino también a todos los que hayan mirado con amor su venida.


He aqu una afirmación digna de crédito, y quiero que tú la mantengas con tesón: que los que han cre do en Dios se comprometan a sobresalir en obras buenas. Esto es bueno y provechoso a los hombres.


fija nuestra mirada en el jefe iniciador y consumador de la fe: Jesús. El cual, a la vista de la dicha que se le presentaba, soportó la cruz, sin tomar en cuenta la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios.


Porque en la medida en que él mismo ha sufrido la prueba, puede ayudar a los que ahora son probados.


De ah que definitivamente pueda salvar a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder a favor de ellos.


que por el poder de Dios habéis sido custodiados, mediante la fe, para la salvación, dispuesta ya a manifestarse en el momento final.


Pero, si es por cristiano, no se avergüence, sino dé gloria a Dios por este nombre.


As, pues, que también los que sufren según la voluntad de Dios se pongan en manos del Creador fiel y practiquen el bien.


A aquel que puede guardaros sin pecado y presentaros ante su gloria irreprensibles con júbilo;