Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio que José no estaba en ella, rasgó sus vestiduras
2 Samuel 3:31 - Biblia Castilian 2003 Dijo luego David a Joab y a toda la gente que con él estaba: 'Rasgad vuestras vestiduras y ce os de saco en se al de duelo por Abner'. Y el mismo rey David fue andando detrás del féretro. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Rasgad vuestros vestidos, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey David iba detrás del féretro. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces David les dijo a Joab y a todos los que estaban con él: «Rásguense la ropa, pónganse tela áspera y hagan duelo por Abner». El rey David en persona caminó detrás del cortejo fúnebre hasta la tumba. Biblia Católica (Latinoamericana) David dijo después a Joab y a toda la gente que estaba a su alrededor: 'Rasguen sus ropas, pónganse sacos en su cintura y hagan duelo por Abner'. El rey David iba detrás del cadáver. La Biblia Textual 3a Edicion Después David dijo a Joab y a todo el pueblo que estaba con él: ¡Rasgad vuestros vestidos, ceñíos sacos y haced duelo por Abner! Y el propio rey David iba detrás del féretro. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo luego David a Joab y a toda la gente que con él estaba: 'Rasgad vuestras vestiduras y ceñíos de saco en señal de duelo por Abner'. Y el mismo rey David fue andando detrás del féretro. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Rasgad vuestras vestiduras, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey iba detrás del féretro. |
Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio que José no estaba en ella, rasgó sus vestiduras
Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de saco e hizo duelo por su hijo muchos d as.
David echó mano a sus vestidos y los rasgó; y lo mismo hicieron todos los que estaban con él.
al tercer d a llegó del campamento de Saúl un hombre con los vestidos desgarrados y cubierta de polvo la cabeza. Al acercarse a David, se echó a tierra y se postró ante él.
Dijéronle sus servidores: 'Mira: hemos o do decir que los reyes de la casa de Israel son benignos. Pongámonos sacos en la cintura y sogas en la cabeza y salgamos as hacia el rey de Israel. Quizá permita que sigas con vida'.
Al o r Ajab todas estas palabras, rasgó sus vestiduras, se puso un saco sobre la carne y ayunó. Se acostaba con el saco puesto y andaba abatido.
El rey Ezequ as, al o rlo, rasgó sus vestiduras y, cubierto de saco, entró en el templo de Yahveh.
Luego envió a Eliaqu n, mayordomo de palacio, a Sebná, el secretario, y a los sacerdotes más ancianos, cubiertos de saco, al profeta Isa as, hijo de Amós.
Y llegándose al féretro, lo tocó. Los que lo llevaban, se pararon. Entonces dijo: '¡Joven! Yo te lo mando: levántate'.
Entonces Josué rasgó sus vestiduras y cayó rostro en tierra ante el arca de Yahveh hasta el atardecer, junto con los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas.
Yo encargaré a mis dos testigos que profeticen durante mil doscientos sesenta d as, vestidos de sayal.
Al verla, rasgó él sus vestiduras y exclamó: '¡Ay, hija m a! ¡Tú misma me hundes! ¡Tú me has destrozado! Porque yo pronuncié un voto ante Yahveh y no puedo retractarme'.