Volvió aquél a postrarse y dijo: '¿Qué es tu siervo para que te fijes en un perro muerto como yo?'.
2 Samuel 24:14 - Biblia Castilian 2003 Contestó David a Gad: 'Me veo en un gran aprieto. Pero prefiero que caigamos en manos de Yahveh, cuya misericordia es muy grande, a que yo caiga en manos de los hombres'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres. Biblia Nueva Traducción Viviente —¡Estoy en una situación desesperada! —le respondió David a Gad—. Mejor que caigamos nosotros en las manos del Señor, porque su misericordia es grande, y que no caiga yo en manos humanas. Biblia Católica (Latinoamericana) David dijo a Gad: 'Estoy en un gran aprieto, pero es mejor para nosotros caer en las manos de Yavé, porque él es rico en misericordia, antes que caer en manos de los hombres'. La Biblia Textual 3a Edicion Y David respondió a Gad: Estoy en gran angustia; pero es preferible caer en manos de YHVH, porque muchas son sus misericordias, que caer en manos de los hombres. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Contestó David a Gad: 'Me veo en un gran aprieto. Pero prefiero que caigamos en manos de Yahveh, cuya misericordia es muy grande, a que yo caiga en manos de los hombres'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque grandes son sus misericordias, y no caiga yo en manos de hombres. |
Volvió aquél a postrarse y dijo: '¿Qué es tu siervo para que te fijes en un perro muerto como yo?'.
El criado del varón de Dios se levantó muy de ma ana y, al salir fuera, se encontró con que un fuerte ejército, con caballos y carros, rodeaba la ciudad. El criado de Eliseo le dijo: '¡Ay, se or m o! ¿Qué haremos?'.
Respondió David a Gad: 'Me veo en un gran aprieto. Pero prefiero caer en manos de Yahveh, cuya misericordia es muy grande, a que yo caiga en manos de los hombres'.
que Israel espere en el Se or, pues con él está la gracia y la total salvación.
Pero tú, Se or, eres el Dios piadoso y compasivo, paciente, amable y fiel.
Tú eres bueno, Se or, e indulgente, generoso en favores para todo el que te invoca.
Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad y los entregué en tus manos. Pero tú no te compadeciste de ellos. Sobre el anciano hiciste pesar tu yugo en demas a.
Abandone el imp o su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, y vuelva a Yahveh, que se apiada de él, y a nuestro Dios, que perdona continuamente.
Pero en aquel d a yo te libraré - oráculo de Yahveh -, para que no seas entregado en mano de los hombres que temes.
que no se han terminado las bondades de Yahveh Jet ni se han agotado sus misericordias;
Al Se or, nuestro Dios, la misericordia y el perdón, porque fuimos rebeldes contra él,
y oró as a Yahveh: '¡Ah Yahveh! ¿No era esto lo que yo me dec a cuando aún estaba en mi pa s? Por eso me apresuré a huir a Tarsis, pues sab a que tú eres clemente y misericordioso, lento a la ira y rico en bondad, y que te arrepientes del mal con que amenazas.
¿Qué Dios hay como tú, que perdona el pecado, que pasa por alto la rebeld a del resto de su heredad? No persiste por siempre en su ira, porque se complace en la misericordia.
Volverá a compadecerse de nosotros, destruirá nuestras iniquidades, arrojará al fondo del mar todos nuestros pecados.
pero con gran ira estoy airado contra las naciones orgullosas que, cuando estuve un tanto airado, cooperaron al desastre.
'Ahora mi alma se encuentra turbada. ¿Voy a decir: 'Padre, sálvame de esta hora?'. ¡Si precisamente para esto he llegado a esta hora!
Me encuentro en esta disyuntiva: por una parte, aspiro a irme y estar con Cristo, lo que, sin duda, ser a lo mejor;
Cuando los israelitas se vieron en peligro, pues estaban cercados, se escondieron en las cuevas y en la maleza, en las rocas, en las fosas y en las cisternas.