Pues bien, ya no se apartará nunca la espada de tu casa, porque me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Ur as, el hitita.
2 Samuel 18:14 - Biblia Castilian 2003 Exclamó entonces Joab: 'No voy a estar as esperando delante de ti'. Y tomando tres dardos en la mano, se los clavó en el corazón a Absalón, que aún estaba vivo, colgado del ramaje de la encina. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y respondió Joab: No malgastaré mi tiempo contigo. Y tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de Absalón, quien estaba aún vivo en medio de la encina. Biblia Nueva Traducción Viviente —Basta ya de esta tontería —dijo Joab. Enseguida Joab tomó tres dagas y las clavó en el corazón de Absalón mientras estaba colgado, todavía vivo, del gran árbol. Biblia Católica (Latinoamericana) Joab le dijo: 'Estoy perdiendo el tiempo contigo'. Y yendo al árbol de donde colgaba Absalón, le clavó personalmente tres dardos en el corazón, cuando aún estaba vivo. La Biblia Textual 3a Edicion Respondió Joab: ¡No andaré con contemplaciones por causa tuya!° Y tomando tres dardos° en su mano, fue y los clavó en el corazón de Absalón, estando éste aún vivo en medio del roble. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Exclamó entonces Joab: 'No voy a estar así esperando delante de ti'. Y tomando tres dardos en la mano, se los clavó en el corazón a Absalón, que aún estaba vivo, colgado del ramaje de la encina. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y respondió Joab: No perderé el tiempo contigo. Y tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de Absalón, que aún estaba vivo en medio de la encina. |
Pues bien, ya no se apartará nunca la espada de tu casa, porque me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Ur as, el hitita.
Dijo entonces Absalón a sus servidores: 'Ya sabéis que el campo de Joab está junto al m o; all tiene él la cebada. Id y prendedle fuego'. Y, en efecto, los criados de Absalón prendieron fuego al campo.
Luego se acercaron a Absalón diez jóvenes escuderos de Joab, lo hirieron y lo remataron.
El rey dio esta orden a Joab, a Abisay y a Itay: 'Tratad benignamente, por la consideración que me tenéis, al joven Absalón'. Todo el ejército oyó las órdenes referentes a Absalón dadas por el rey a todos los jefes.
Conturbóse el rey. Subió al aposento superior de la puerta y rompió a llorar. Y mientras sub a, iba exclamando: '¡Hijo m o Absalón; hijo m o, hijo m o Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar, Absalón, hijo m o, hijo m o!'.
Pero Absalón, a quien hab amos ungido rey nuestro, ha muerto en el combate. ¿Por qué, pues, ahora estáis sin hacer nada por traer al rey?'.
es breve la alegr a del malvado y que sólo un instante dura el gozo del perverso?
Tu gloria es irrumpir y cabalgar en pro de la verdad y del derecho conculcado; tus adornos, las haza as de tu diestra.
Porque as como estuvo Jonás en el vientre del monstruo marino tres d as y tres noches, as estará el Hijo del hombre en las entra as de la tierra tres d as y tres noches.
Cuando estén diciendo: 'Paz y seguridad', entonces, de repente, se abatirá sobre ellos la calamidad, como los dolores de parto sobre una mujer encinta; y no habrá manera de escapar.
Tomó luego Yael, esposa de Jéber, una clavija de fijar la tienda, tomó también en la mano un martillo, se acercó sigilosamente a él y le hincó en la sien la clavija, que penetró hasta clavarse en la tierra. Él, que estaba profundamente dormido y fatigado, murió.
su mano alargó a la clavija, y su diestra al martillo de los trabajadores. Martilló a S sara, le machacó la cabeza, le atravesó, le perforó la sien.
Perezcan as todos tus enemigos, oh Yahveh! ¡Y sean sus amigos como el salir del sol con todo su esplendor!'. Y el pa s quedó tranquilo durante cuarenta a os.