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2 Samuel 16:22 - Biblia Castilian 2003

Levantaron, pues, una tienda para Absalón en la azotea, y Absalón entró a las concubinas de su padre a la vista de todo Israel.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Entonces pusieron para Absalón una tienda sobre el terrado, y se llegó Absalón a las concubinas de su padre, ante los ojos de todo Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces levantaron una carpa en la azotea del palacio para que todos pudieran verla, y Absalón entró y tuvo sexo con las concubinas de su padre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Instalaron, pues, una tienda en la terraza del palacio y ante los ojos de todo Israel Absalón se unió a las concubinas de su padre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Así, extendieron para Absalón una tienda sobre el terrado, y Absalón se llegó a las concubinas de su padre a ojos de todo Israel.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Levantaron, pues, una tienda para Absalón en la azotea, y Absalón entró a las concubinas de su padre a la vista de todo Israel.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces pusieron una tienda a Absalón sobre el terrado, y entró Absalón a las concubinas de su padre, en ojos de todo Israel.

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Lòt tradiksyon



2 Samuel 16:22
11 Referans Kwoze  

Mientras Israel habitaba en aquella tierra, fue Rubén y se acostó con Bilhá, concubina de su padre. Israel se enteró de ello. Jacob tuvo doce hijos.


Una tarde, David se levantó de su lecho y se puso a pasear por la terraza del palacio real, cuando vio desde la terraza a una mujer que se estaba ba ando, la cual era por cierto muy hermosa.


Salió entonces el rey, a pie, con toda su familia, y dejó diez concubinas al cuidado de la casa.


Entró luego David en su palacio de Jerusalén. Tomó el rey las diez concubinas que hab a dejado al cuidado del palacio y las puso bajo custodia. Proveyó su sustento, pero ya no se acercó más a ellas. Quedaron, pues, ellas recluidas hasta el d a de su muerte como viudas de por vida.


La expresión de sus rostros testimonia contra ellos; declaran su pecado como Sodoma, no lo esconden. ¡Ay de ellos, pues se labran su desgracia!


Por eso quedaron bloqueados los chubascos y no hubo lluvia en primavera. Pero tú tienes cara de ramera, no quieres avergonzarte.


Deber an avergonzarse de sus abominaciones. Pero no sólo no se avergüenzan, sino que ni siquiera saben lo que es ruborizarse. Por eso caerán entre los que caigan, el d a en que yo los visite se desplomarán - dice Yahveh -.


Porque la sangre está dentro de ella, sobre una roca desnuda la puso, no la derramó en tierra, para que la cubriera el polvo.


Acaeció que vino un hombre de los israelitas e introdujo entre sus hermanos a la madianita, a la vista de Moisés y de toda la comunidad de los israelitas, mientras éstos lloraban a la entrada de la tienda del encuentro.


cuyo término es la perdición, cuyo Dios es el vientre y cuya gloria se funda en sus vergüenzas. Estos tales centran su atención en lo terreno.