As habla Yahveh: he aqu que yo haré surgir el mal contra ti de tu propia casa, y tomaré tus mujeres ante tus mismos ojos para entregárselas a otro, que yacerá con ellas a la luz del sol.
2 Samuel 15:16 - Biblia Castilian 2003 Salió entonces el rey, a pie, con toda su familia, y dejó diez concubinas al cuidado de la casa. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas, para que guardasen la casa. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el rey salió de inmediato junto con todos los de su casa. No dejó a nadie excepto a diez de sus concubinas para que cuidaran el palacio. Biblia Católica (Latinoamericana) El rey salió a pie con toda su familia, dejando en la ciudad a diez concubinas para que cuidaran el palacio. La Biblia Textual 3a Edicion Salió entonces el rey con toda su casa tras él. Pero el rey dejó a diez mujeres concubinas para cuidar la casa. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Salió entonces el rey, a pie, con toda su familia, y dejó diez concubinas al cuidado de la casa. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas para que guardasen la casa. |
As habla Yahveh: he aqu que yo haré surgir el mal contra ti de tu propia casa, y tomaré tus mujeres ante tus mismos ojos para entregárselas a otro, que yacerá con ellas a la luz del sol.
Respondieron al rey sus servidores: 'Tus servidores están prestos para cumplir cuanto decida el rey, nuestro se or'.
Salió, pues, el rey, a pie, con todo el pueblo, y se detuvieron en una casa alejada.
En las diversas tribus de Israel toda la gente discut a diciendo: 'El rey nos ha salvado de manos de nuestros enemigos; él nos libró de manos de los filisteos, y ahora ha tenido que huir del pa s a causa de Absalón.
Entró luego David en su palacio de Jerusalén. Tomó el rey las diez concubinas que hab a dejado al cuidado del palacio y las puso bajo custodia. Proveyó su sustento, pero ya no se acercó más a ellas. Quedaron, pues, ellas recluidas hasta el d a de su muerte como viudas de por vida.
No os amoldéis a las normas del mundo presente, sino procurad transformaros por la renovación de la mente, a fin de que logréis discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo agradable, lo perfecto.
Convocó Barac a Zabulón y Neftal en Cades y emprendió la marcha, seguido de diez mil hombres. También Débora subió con él.
Y ahora, este presente que te ofrece tu sierva a ti, mi se or, sea distribuido entre los jóvenes que siguen a mi se or.
Y en seguida se levantó, montó en un asno y, acompa ada de sus cinco criadas, se fue tras los mensajeros de David, quien la tomó por esposa.