Cuando los amonitas vieron que los arameos hab an huido, se dieron también ellos a la fuga ante Abisay y se replegaron a la ciudad. Luego Joab suspendió la expedición contra los amonitas y entró en Jerusalén.
2 Samuel 11:1 - Biblia Castilian 2003 A la vuelta de un a o, por el tiempo en que los reyes salen a campa a, mandó salir David a Joab con sus servidores y con todo Israel. Devastaron el pa s de los amonitas y pusieron cerco a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Biblia Nueva Traducción Viviente En la primavera, cuando los reyes suelen salir a la guerra, David envió a Joab y al ejército israelita para pelear contra los amonitas. Destruyeron al ejército amonita y sitiaron la ciudad de Rabá. Sin embargo, David se quedó en Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) A vuelta de año, en la época en que los reyes hacen sus campañas, David mandó a Joab con su guardia y todo Israel. Derrotaron completamente a los amonitas y sitiaron Rabbá, mientras David se quedaba en Jerusalén. La Biblia Textual 3a Edicion Aconteció en la primavera del año,° al tiempo que los reyes° suelen salir a campaña, que David envió a Joab y con él a sus siervos y todo Israel, los cuales destruyeron a los amonitas y sitiaron a Rabá; pero David permaneció en Jerusalem. Biblia Serafín de Ausejo 1975 A la vuelta de un año, por el tiempo en que los reyes salen a campaña, mandó salir David a Joab con sus servidores y con todo Israel. Devastaron el país de los amonitas y pusieron cerco a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que salen los reyes a la batalla, que David envió a Joab, y a sus siervos con él, y a todo Israel; y destruyeron a los hijos de Amón, y pusieron sitio a Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén. |
Cuando los amonitas vieron que los arameos hab an huido, se dieron también ellos a la fuga ante Abisay y se replegaron a la ciudad. Luego Joab suspendió la expedición contra los amonitas y entró en Jerusalén.
Presentóse entonces el profeta al rey de Israel y le dijo: 'Ve y haz acopio de fuerzas, considerando bien lo que has de hacer, porque a la vuelta de un a o subirá contra ti el rey de Aram'.
A la vuelta de un a o, Ben Hadad pasó revista a los arameos y subió a Afec para combatir contra Israel.
A la vuelta de un a o, por el tiempo en que los reyes suelen salir a campa a, Joab, al frente del grueso del ejército, devastó el pa s de los amonitas. Luego puso sitio a Rabá. Entretanto, David se quedó en Jerusalén. Joab batió a Rabá y la destruyó.
A la vuelta del a o, el rey Nabucodonosor mandó que lo llevaran a Babilonia, juntamente con objetos preciosos del templo de Yahveh, y nombró rey de Judá y Jerusalén a Sedec as, hermano de su padre.
M o es Galaad y m o Manasés, yelmo de mi cabeza es Efra n y Judá, la vara de mi mando;
Hay tiempo de amar y tiempo de aborrecer. Hay tiempo de guerra y tiempo de paz.
Por eso, mirad que vienen d as - oráculo de Yahveh -, en que lanzaré contra Rabá de los amonitas el grito de guerra: será una escombrera desolada, y sus hijas consumidas por el fuego. As heredará Israel a sus herederos, dice Yahveh.
Gime, Jesbón, porque Ay ha sido ya devastada; gritad, hijas de Rabá, ce os los sayales, pla id, vagad cubiertas de incisiones, porque Milcón marcha al destierro con sus sacerdotes y sus pr ncipes.
Para que desmayen los corazones y se multipliquen los ca dos, junto a todas sus puertas pongo el estrago de la espada. ¡Ay! Para brillar está hecha, para matar está bru ida.
Pondré fuego a las murallas de Rabá, que devorará sus palacios, entre la alarma de un d a de batalla, entre el torbellino de un d a de tormenta.
Saldrá entonces Yahveh y peleará contra aquellas naciones, como peleó en otro tiempo el d a de la batalla.
Og, rey de Basán, era el único superviviente de los refa tas. Su cama, que todav a puede verse en Rabá de los amonitas, era de hierro, y med a nueve codos de largo y cuatro de ancho, en codos normales.
Los jefes de los filisteos sal an a campa a; pero cada vez que sal an a campa a, David consegu a más éxito que todos los oficiales de Saúl, por lo que su nombre se hizo muy famoso.