Toma contigo diez panes, unas tortas y un tarro de miel, y preséntate a él; que él te dirá lo que va a ser del ni o'.
2 Reyes 8:9 - Biblia Castilian 2003 Fue, pues, Jazael a su encuentro, llevando consigo, como regalo, todo lo mejor de Damasco, cargado en cuarenta camellos. Llegó y se presentó ante él, diciendo: 'Tu hijo, Ben Hadad, rey de Aram, me env a a ti para preguntarte: '¿Lograré sobrevivir a esta enfermedad?''. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Tomó, pues, Hazael en su mano un presente de entre los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su encuentro, y llegando se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad rey de Siria me ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Hazael cargó cuarenta camellos con los mejores productos de Damasco para regalarle a Eliseo. Fue a verlo y le dijo: —Tu siervo Ben-adad, rey de Aram, me ha enviado a preguntarte: “¿Voy a recuperarme de esta enfermedad?”. Biblia Católica (Latinoamericana) Jazael fue pues a ver al hombre de Dios, llevándole como regalo de todo lo mejor que hay en Damasco, lo que era transportado en cuarenta camellos. Llegó a la casa del hombre de Dios y, cuando lo hicieron entrar, le dijo: 'Tu hijo Ben-Hadad, rey de Aram, me envió donde ti para saber si sanará de su enfermedad'. La Biblia Textual 3a Edicion Hazael fue pues a su encuentro llevándose consigo un presente de lo mejor de Damasco, una carga de cuarenta camellos, y se detuvo ante él, y le dijo: Tu hijo Ben-adad, rey de Siria, me envía a ti, preguntando: ¿Sanaré de esta enfermedad? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Fue, pues, Jazael a su encuentro, llevando consigo, como regalo, todo lo mejor de Damasco, cargado en cuarenta camellos. Llegó y se presentó ante él, diciendo: 'Tu hijo, Ben Hadad, rey de Aram, me envía a ti para preguntarte: '¿Lograré sobrevivir a esta enfermedad?''. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tomó pues Hazael en su mano un presente de todos los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados y salió a recibirlo; y llegó, y se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Benadad, rey de Siria, me ha enviado a ti, diciendo: ¿He de sanar de esta enfermedad? |
Toma contigo diez panes, unas tortas y un tarro de miel, y preséntate a él; que él te dirá lo que va a ser del ni o'.
Entonces Asá tomó cuanta plata y oro quedaba en el tesoro del templo de Yahveh y en el del palacio real y se los entregó a sus servidores, para que se los llevasen a Ben Hadad, hijo de Tabrimón, hijo de Jezión, rey de Aram, que resid a en Damasco, con este propósito:
Respondióle Yahveh: 'Anda, vuélvete por tu camino a través del desierto hacia Damasco y cuando llegues, unge a Jazael por rey de Aram.
Ocoz as se cayó desde la baranda de la planta superior de su casa de Samar a y quedó maltrecho. Y envió unos mensajeros a quienes dijo: 'Id a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón, si podré sobrevivir a esta dolencia'.
Enfermó Eliseo de la enfermedad de que hab a de morir. Bajó a verlo Joás, rey de Israel, quien se puso a llorar en su presencia, diciendo: '¡Padre m o, padre m o, carros y caballer a de Israel!'.
Ajaz envió mensajeros a Teglatfalasar, rey de Asiria, para decirle: 'Soy tu siervo y tu hijo: sube y sálvame de las manos del rey de Aram y de las manos del rey de Israel, que se han levantado contra m '.
Acercáronse a él sus servidores y le dijeron: 'Padre m o, si el profeta te hubiera mandado algo dif cil ¿no lo habr as hecho? ¡Cuanto más si te ha dicho: lávate y quedarás limpio!'.
El rey de Aram le contestó: 'Vete, pues, y yo enviaré una carta al rey de Israel'. Se puso en camino, llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez vestidos.
Hay tiempo de buscar y tiempo de perder. Hay tiempo de guardar y tiempo de desechar.
no obstante, nada he querido hacer sin tu consentimiento, para que esta buena acción tuya no resultara como hecha por compromiso, sino con espontaneidad.
Pregunta a tus criados y te lo dirán. Que estos jóvenes cuenten con tu favor, ya que hemos llegado en un d a de fiesta. Dales, te ruego, lo que encuentres a mano a tus siervos y a tu hijo David''.
Respondió Saúl a su criado: 'Bien. Iremos, pero ¿qué le llevaremos a ese hombre? Porque se han agotado ya las provisiones de nuestras alforjas, y no tenemos ningún regalo que podamos ofrecer al hombre de Dios. ¿Qué nos queda?'.