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2 Reyes 8:5 - Biblia Castilian 2003

Y cuando estaba contando al rey que hab a resucitado a un muerto, se presentó la mujer a cuyo hijo hab a resucitado, para reclamar ante el rey su casa y su campo. Dijo entonces Guejaz: '¡Oh, mi se or el rey! Ésta es la mujer, y éste es su hijo, al que resucitó Eliseo'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y mientras él estaba contando al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí que la mujer, a cuyo hijo él había hecho vivir, vino para implorar al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando Giezi estaba relatándole al rey la ocasión en que Eliseo le había devuelto la vida a un niño, en ese preciso instante, la madre del niño entró para presentarle al rey la petición de su casa y de sus tierras. —¡Mire, mi señor el rey! —exclamó Giezi—. ¡Ella es la mujer y este es su hijo, el que Eliseo volvió a la vida!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuando el sirviente contaba al rey cómo su patrón le había devuelto la vida a un muerto, llegó justamente la mujer a cuyo hijo había resucitado Eliseo, y le solicitó al rey su casa y su campo. Guejazí le dijo: '¡Mi señor rey, esta es justamente la mujer y este es el hijo al que Eliseo le devolvió la vida!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y sucedió, mientras él contaba al rey cómo había resucitado al muerto, he aquí la mujer a cuyo hijo había resucitado, llegó implorando al rey por su casa y por su terreno. Entonces dijo Giezi: Mi señor el rey, ésta es la mujer, y éste su hijo, a quien Eliseo resucitó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y cuando estaba contando al rey que había resucitado a un muerto, se presentó la mujer a cuyo hijo había resucitado, para reclamar ante el rey su casa y su campo. Dijo entonces Guejazí: '¡Oh, mi señor el rey! Ésta es la mujer, y éste es su hijo, al que resucitó Eliseo'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y sucedió que mientras él contaba al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí, la mujer a cuyo hijo él había hecho vivir, que clamaba al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir.

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Lòt tradiksyon



2 Reyes 8:5
16 Referans Kwoze  

Ben Hadad, rey de Aram, reunió todo su ejército. Ten a consigo treinta y dos reyes, con caballos y carros. Subió, puso cerco a Samar a y la atacó.


Dijo él a su criado Guejaz: 'Llama a esa sunamita'. La llamó, y ella se presentó ante él.


Respondió uno de sus servidores: 'No, mi se or el rey; es Eliseo, el profeta que hay en Israel, quien manifiesta al rey de Israel incluso las palabras que tú pronuncias en tu propia alcoba'.


Paseaba el rey de Israel por la muralla cuando una mujer empezó a gritarle: '¡Sálvame, oh rey, mi se or!'.


Preguntó el rey a la mujer, y ella se lo contó. Entonces el rey la encomendó a un eunuco diciéndole: 'Haz que se le devuelva todo lo que le pertenec a, con todas las rentas de sus tierras, desde el d a en que abandonó el pa s hasta ahora'.


Su mujer Zéres y todos sus amigos le respondieron: 'Que preparen una horca de cincuenta codos de alta; y ma ana por la ma ana di al rey que cuelguen de ella a Mardoqueo. Luego irás contento al banquete con el rey'. Le pareció bien a Amán la propuesta y mandó preparar la horca. Aquella noche, no pudiendo el rey conciliar el sue o, mandó que le trajeran el libro de las memorias, o crónicas y que las leyeran en su presencia.


Alabanza. De David. Yo te quiero ensalzar, mi Dios, el rey, quiero por siempre bendecir tu nombre,


El corazón del hombre traza su camino, pero es Yahveh quien dirige sus pasos.


He visto además bajo el sol que no son los veloces quienes ganan la carrera, ni los héroes el combate, que también hay sabios sin pan, inteligentes sin estima, porque en todo interviene la suerte y la desgracia.


¿Qué más decir? Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?


Fue, pues, y se puso a espigar en un campo tras los segadores. Casualmente aquel campo era propiedad de Booz, de la familia de Elimélec.


Saúl reconoció la voz de David, y le preguntó: '¿No es tu voz, hijo m o, David?'. David respondió: 'S; es mi voz, oh rey, mi se or'.