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2 Reyes 8:4 - Biblia Castilian 2003

Estaba el rey hablando con Guejaz, el criado del varón de Dios, y le dec a: 'Cuéntame todos los prodigios que hizo Eliseo'.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y había el rey hablado con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando ella entró, el rey estaba conversando con Giezi, el sirviente del hombre de Dios, y acababa de decirle: «Cuéntame algunas de las grandes cosas que ha hecho Eliseo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El rey estaba hablando con Guejazí, sirviente del hombre de Dios: 'Cuéntame, le decía, todas las cosas extraordinarias que ha hecho Eliseo'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y el rey hablaba a Giezi, siervo del varón de Dios, diciendo: Cuéntame ahora todos los prodigios que ha hecho Eliseo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Estaba el rey hablando con Guejazí, el criado del varón de Dios, y le decía: 'Cuéntame todos los prodigios que hizo Eliseo'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y el rey estaba hablando con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo.

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Lòt tradiksyon



2 Reyes 8:4
24 Referans Kwoze  

Tomó el manto de El as que se le hab a ca do de encima y golpeó con él las aguas, diciendo: '¿Dónde está Yahveh, Dios de El as?'. Y al golpear las aguas, éstas se dividieron a un lado y a otro, y pasó Eliseo.


Se volvió para atrás, los miró y los maldijo en nombre de Yahveh. Y al momento salieron del bosque dos osos y despedazaron a cuarenta y dos de los muchachos.


Dijo él a su criado Guejaz: 'Llama a esa sunamita'. La llamó, y ella se presentó ante él.


Ella partió y llegó adonde estaba el varón de Dios, en el monte Carmelo. Cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Guejaz: '¡Ah viene la sunamita!


Bajó, pues, y se sumergió en el Jordán siete veces, conforme a la indicación del varón de Dios; y su carne se tornó como la de un ni o peque o y quedó limpio.


Estaba Eliseo sentado en su casa y con él estaban los ancianos, cuando el rey envió por delante a un hombre. Pero antes de que el mensajero llegara, dijo a los ancianos: '¿Habéis visto cómo ese hijo de asesino ha enviado a cortarme la cabeza? Mirad: cuando llegue el mensajero, cerrad la puerta y no lo dejéis pasar. ¿Acaso no se oye tras de él el ruido de los pasos de su se or?'.


Preguntó el varón de Dios: '¿Dónde cayó?'. Y le mostraron el lugar. Entonces él cortó una rama, la echó all y el hierro del hacha salió a flote.


Dijo entonces Eliseo: 'O d la palabra de Yahveh: as habla Yahveh: ma ana a estas horas el seá de flor de harina se conseguirá por un siclo, y dos seás de cebada por un siclo, en la puerta de Samar a'.


Llegaron, pues, empezaron a gritar a los centinelas de la ciudad y les dieron la noticia: 'Hemos ido al campamento de los arameos y all no hay nadie ni se oye voz humana; sólo los caballos y los asnos atados, y las tiendas intactas'.


A la entrada de la puerta hab a cuatro leprosos que se dec an unos a otros: '¿Para qué estamos sentados aqu esperando la muerte?


Al cabo de los siete a os, volvió la mujer del pa s de los filisteos y se presentó al rey para reclamar su casa y su campo.


Los encaminó hacia Belén y les dijo: 'Id e informaos puntualmente acerca de ese ni o y, cuando lo encontréis, avisadme, para que también yo vaya a adorarlo'.


Al ver Herodes a Jesús se alegró mucho; porque desde hac a bastante tiempo estaba deseando verlo por lo que hab a o do acerca de él, y ten a la esperanza de verlo hacer algún milagro.


Pero Herodes dec a: 'A Juan lo decapité yo. Entonces, ¿quién es éste, de quien oigo tales cosas?' Y andaba deseoso de verlo.


Él les respondió: 'Ya os lo dije y no habéis hecho caso. ¿Para qué queréis o rlo de nuevo? ¿Es que también vosotros queréis haceros disc pulos suyos?'.


Al cabo de algunos d as, se presentó Félix con su mujer Drusila, que era jud a, hizo llamar a Pablo y lo escuchó sobre la fe en Cristo Jesús.