Naamán, jefe del ejército del rey de Aram, era un hombre importante que gozaba de gran favor ante su se or, porque por su medio hab a otorgado Yahveh la victoria a Aram. Pero este hombre, de probada valent a, estaba leproso.
2 Reyes 7:3 - Biblia Castilian 2003 A la entrada de la puerta hab a cuatro leprosos que se dec an unos a otros: '¿Para qué estamos sentados aqu esperando la muerte? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? Biblia Nueva Traducción Viviente Sucedió que había cuatro hombres con lepra sentados en la entrada de las puertas de la ciudad. «¿De qué nos sirve sentarnos aquí a esperar la muerte? —se preguntaban unos a otros—. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuatro leprosos que estaban cerca de la puerta de la ciudad, se dijeron unos a otros: '¿Para qué nos quedamos aquí esperando la muerte?' La Biblia Textual 3a Edicion Y había cuatro leprosos a la entrada de la puerta que se habían dicho: ¿Por qué nos quedamos aquí hasta morir? Biblia Serafín de Ausejo 1975 A la entrada de la puerta había cuatro leprosos que se decían unos a otros: '¿Para qué estamos sentados aquí esperando la muerte? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y había cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta, los cuales se dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? |
Naamán, jefe del ejército del rey de Aram, era un hombre importante que gozaba de gran favor ante su se or, porque por su medio hab a otorgado Yahveh la victoria a Aram. Pero este hombre, de probada valent a, estaba leproso.
Si nos decidimos a entrar en la ciudad, nos moriremos all, por el hambre que hay en ella; pero si nos quedamos aqu, moriremos también. Vamos a pasarnos ahora mismo al campamento de los arameos. Si nos dejan con vida, viviremos, y si nos matan, moriremos'.
Estaba el rey hablando con Guejaz, el criado del varón de Dios, y le dec a: 'Cuéntame todos los prodigios que hizo Eliseo'.
¿Por qué queréis morir, tú y tu pueblo, a espada, de hambre y de peste, como ha predicho Yahveh a la nación que no sirva al rey de Babilonia?
¿Por qué nos estamos sentados? Reun os y entremos en las ciudades amuralladas y perezcamos all; pues Yahveh, nuestro Dios, nos destina a perecer y nos da para beber agua envenenada, porque hemos pecado contra Yahveh.
Apenas se hubo retirado la nube de encima de la tienda, Mar a apareció cubierta de lepra, blanca como la nieve. Aarón miró a Mar a y vio que estaba leprosa.
Y respondió Yahveh a Moisés: 'Si su padre le hubiera escupido en la cara, ¿no quedar a por siete d as cubierta de vergüenza? As, pues, que sea echada del campamento por siete d as, y después sea admitida de nuevo'.