Cuando el hambre se hizo sentir en todo el pa s de Egipto y el pueblo clamaba al Faraón pidiendo pan, dec a el Faraón a todos los egipcios: 'Id a José, y haced lo que él os diga'.
2 Reyes 6:25 - Biblia Castilian 2003 Hubo gran hambre en Samar a; pues tanto la asediaron que la cabeza de un asno se pagaba a ochenta siclos de plata y un pu ado de algorrobas val a cinco siclos de plata. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata. Biblia Nueva Traducción Viviente Como consecuencia, hubo mucha hambre en la ciudad. Estuvo sitiada por tanto tiempo que la cabeza de un burro se vendía por ochenta piezas de plata, y trescientos mililitros de estiércol de paloma se vendía por cinco piezas de plata. Biblia Católica (Latinoamericana) Grande fue el hambre en Samaría; era tal la situación que la cabeza de un burro valía ochenta piezas de plata y un puñado de garbanzos, cinco. La Biblia Textual 3a Edicion Y hubo una gran hambruna en Samaria, pues he aquí que la habían sitiado, hasta que la cabeza de un asno llegó a venderse por ochenta piezas de plata,° y un cuarto de cab° de estiércol de paloma° por cinco piezas de plata. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hubo gran hambre en Samaría; pues tanto la asediaron que la cabeza de un asno se pagaba a ochenta siclos de plata y un puñado de algorrobas valía cinco siclos de plata. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y hubo gran hambre en Samaria; y la sitiaron, hasta que la cabeza de un asno era vendida por ochenta piezas de plata, y la cuarta de un cabo de estiércol de palomas por cinco piezas de plata. |
Cuando el hambre se hizo sentir en todo el pa s de Egipto y el pueblo clamaba al Faraón pidiendo pan, dec a el Faraón a todos los egipcios: 'Id a José, y haced lo que él os diga'.
El d a nueve del mes cuarto arreció tanto el hambre en la ciudad que no hab a pan para la gente del pueblo.
Paseaba el rey de Israel por la muralla cuando una mujer empezó a gritarle: '¡Sálvame, oh rey, mi se or!'.
El rey se levantó de noche y dijo a sus servidores: 'Os voy a explicar lo que nos han hecho los arameos: como saben que estamos hambrientos, se han salido del campamento y se han escondido en el campo, diciendo: 'Cuando salgan de la ciudad, los prenderemos vivos y entraremos luego en la ciudad''.
Si nos decidimos a entrar en la ciudad, nos moriremos all, por el hambre que hay en ella; pero si nos quedamos aqu, moriremos también. Vamos a pasarnos ahora mismo al campamento de los arameos. Si nos dejan con vida, viviremos, y si nos matan, moriremos'.
Si salgo al campo, all están los muertos a espada; si entro en la ciudad, ah están los horrores del hambre. S, incluso profetas y sacerdotes vagan por el pa s sin comprender nada.
Mira que los terraplenes de asedio llegan a la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos, que combaten contra ella con la espada, el hambre y la peste. Lo que has anunciado se está cumpliendo, y tú mismo lo estás viendo.
El d a nueve del mes cuarto cuando el hambre arreciaba en la ciudad y la población del pa s no ten a que comer,
para que, careciendo de pan y de agua, languidezcan los unos y los otros y perezcan por su iniquidad'.
Cuando yo os retire el sustento del pan, diez mujeres cocerán vuestro pan en un solo horno. Os lo darán tan tasado que lo comeréis y seguirés teniendo hambre.