d as vendrán en que será llevado a Babilonia todo cuanto hay en tu palacio, todo lo que atesoraron tus antepasados hasta el d a de hoy. Nada quedará, dice Yahveh.
2 Reyes 24:2 - Biblia Castilian 2003 Entonces Yahveh envió contra él bandas de caldeos, arameos, moabitas y amonitas; las envió contra Judá para destruirlo, según el oráculo que Yahveh hab a pronunciado por medio de sus siervos los profetas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pero Jehová envió contra Joacim tropas de caldeos, tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas, los cuales envió contra Judá para que la destruyesen, conforme a la palabra de Jehová que había hablado por sus siervos los profetas. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el Señor mandó contra Judá bandas de saqueadores babilonios, arameos, moabitas y amonitas a fin de destruirla, tal como el Señor lo había prometido por medio de sus profetas. Biblia Católica (Latinoamericana) Yavé envió contra Joaquim a bandas de caldeos, de arameos, de moabitas y de amoneos, las mandó contra Judá para hacerlo desaparecer, según la palabra que había dicho Yavé por boca de sus servidores los profetas. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces YHVH envió contra él cuadrillas de caldeos, cuadrillas de sirios, cuadrillas de moabitas, y cuadrillas de amonitas. Las envió contra Judá para destruirla, conforme a la palabra que YHVH había hablado por mano de sus siervos los profetas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces Yahveh envió contra él bandas de caldeos, arameos, moabitas y amonitas; las envió contra Judá para destruirlo, según el oráculo que Yahveh había pronunciado por medio de sus siervos los profetas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero Jehová envió contra él tropas de caldeos, tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas; los cuales envió contra Judá para que la destruyesen, conforme a la palabra de Jehová que había hablado por sus siervos los profetas. |
d as vendrán en que será llevado a Babilonia todo cuanto hay en tu palacio, todo lo que atesoraron tus antepasados hasta el d a de hoy. Nada quedará, dice Yahveh.
esto dice Yahveh: 'Yo traeré sobre este lugar y sobre sus habitantes la desventura, todo lo que anuncia este libro que ha le do el rey de Judá.
Por eso dijo Yahveh: 'También apartaré a Judá de mi presencia, como aparté a Israel, y rechazaré esta ciudad de Jerusalén que yo hab a escogido, y el templo del que yo hab a dicho: 'All estará mi nombre''.
Les sirvió un gran banquete y, después de haber comido y bebido, los despidió y ellos se volvieron a su se or. Y en adelante, los guerrilleros arameos no volvieron a hacer correr as por tierras de Israel.
Entonces Yahveh hizo que vinieran contra ellos los jefes del ejército del rey de Asiria, quienes prendieron a Manasés con garfios, lo ataron con grillos de bronce y as se lo llevaron a Babilonia.
Estaba hablando todav a, cuando llegó otro y le dijo: 'Los caldeos formaron tres grupos, cayeron sobre tus camellos y se los llevaron. Con la espada dieron muerte a los criados. Sólo yo he logrado escapar para traerte la noticia'.
Vienen de tierra lejana, del extremo del cielo, Yahveh y las armas de su ira, para destruir toda la tierra.
Cada vez que pase os arrastrará, pues ma ana tras ma ana pasará, de d a y de noche. Entonces resultará espantoso tan sólo o r el mensaje.
Yahveh traerá sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre d as como no han llegado desde el d a en que Efra n se separó de Judá (es decir: al rey de Asiria)'.
¿Es una hiena mi heredad para m, que en torno suyo se congregan las aves de rapi a? Id, juntad todas las fieras del campo, traedlas al banquete.
Palabra que le fue dirigida a Jerem as acerca de todo el pueblo de Judá, el a o cuarto de Joaqu n, hijo de Jos as, rey de Judá - es el a o primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia -,
mirad que yo mando a buscar a todas las tribus del norte - oráculo de Yahveh - y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y las traeré contra este pa s y sus habitantes y contra todas estas naciones de su entorno, los entregaré al exterminio y haré de ellos horror, rechifla y ruinas perpetuas.
Hubo también otro hombre que actuó como profeta en nombre de Yahveh, Ur as, hijo de Sema as, de Quiriat - Year n, que profetizó contra esta ciudad y contra este pa s con palabras totalmente semejantes a las de Jerem as.
entonces haré de este templo como del de Siló, y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra.
Por eso, as dice Yahveh: mirad que voy a entregar esta ciudad en mano de los caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que la tomará.
Pero cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió el pa s, dijimos: ¡Venid, entremos en Jerusalén para huir del ejército de los caldeos y del ejército de Aram! Por eso nos hemos establecido en Jerusalén'.
Éste es el número de los deportados por Nabucodonosor: el a o siete: tres mil veintitrés jud os;
Sión tiende sus manos: Pe no tiene quien la consuele. Yahveh mandó contra Jacob a los opresores del contorno. Jerusalén se ha convertido en inmundicia para ellos.
Se alistaron contra él las naciones de las regiones circundantes, tendieron sobre él su red, en su hoya fue cazado.
los babilonios y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y con ellos todos los asirios, jóvenes apuestos, gobernadores y prefectos, nobles y capitanes, todos ellos magn ficos jinetes.
Justamente por vuestra culpa, Sión será arada como un campo, Jerusalén reducida a un montón de ruinas y el monte del templo a un cerro de maleza.
Mirad: yo suscito a los caldeos, pueblo violento e impetuoso, que recorre la anchura de la tierra para conquistar moradas ajenas.