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2 Pedro 3:10 - Biblia Castilian 2003

Pero el d a del Se or vendrá como un ladrón. En él desaparecerán los cielos con formidable estruendo, los elementos se disolverán abrasados por el fuego y quedará al descubierto la tierra con todas las obras que hay en ella.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero el día del Señor llegará tan inesperadamente como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán con un terrible estruendo, y los mismos elementos se consumirán en el fuego, y la tierra con todo lo que hay en ella quedará sometida a juicio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Llegará el día del Señor como hace un ladrón, y entonces los cielos se desarmarán entre un ruido ensordecedor, los elementos se derretirán por el calor y la tierra con todo lo que hay en ella se consumirá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero el día del Señor vendrá° como ladrón,° en el cual los cielos desaparecerán con gran estruendo, y los elementos se disolverán con el intenso fuego, y la tierra y las obras que en ella hay serán descubiertas.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. En él desaparecerán los cielos con formidable estruendo, los elementos se disolverán abrasados por el fuego y quedará al descubierto la tierra con todas las obras que hay en ella.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

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Lòt tradiksyon



2 Pedro 3:10
36 Referans Kwoze  

tú fundaste la tierra en los comienzos y los cielos son la obra de tus manos.


Dios habita en medio de ella, no puede vacilar: Dios la auxilia al clarear de la ma ana.


como cera se derriten las monta as, delante del Se or, a la vista del due o de la tierra.


Porque es el d a de Yahveh Sebaot: contra todo soberbio y altanero, contra todo enaltecido, para abatirlo,


Se raja y resquebraja la tierra, la tierra se resquiebra, se quiebra, se mueve, se conmueve la tierra.


se deshará todo el ejército de los cielos. Se enrollarán como un libro los cielos, todo su ejército se marchitará, como se marchita el sarmiento de la vid, como se marchita la hoja de la higuera.


Alzad los ojos al cielo y mirad abajo a la tierra: que el cielo como humo se disipa, la tierra como vestido se desgasta, sus habitantes como moscas perecen; pero mi salvación estará por siempre y mi justicia no declinará.


'¡Ay! ¡Ay de ese d a! Porque está cerca el d a de Yahveh: viene como devastación de Sadday.'


¡Tocad la trompeta en Sión, dad la alarma en mi monte santo! ¡Tiemblen todos los habitantes del pa s, porque llega el d a de Yahveh; s, ya está cerca!


Mirad que vienen d as - oráculo de Yahveh -, en que el que ara seguirá de cerca al segador, y el que pisa la uva al sembrador. Destilarán mosto las monta as y todas las colinas se derretirán.


Es el Se or, Yahveh Sebaot, quien toca la tierra, y ella vacila y todos sus habitantes lloran; crece toda ella como el Nilo y mengua como el Nilo de Egipto.


Los montes se funden bajo sus pies, los valles se hienden como cera ante el fuego, como aguas despe adas por una torrentera.


Tiemblan los montes ante Él, He se estremecen las colinas. Ante Él trepida la tierra, el orbe y cuantos lo habitan.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.


Enteded bien esto: si el due o de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejar a horadar su casa.


La creación, en efecto, está sometida a frustración, no por propia voluntad, sino a causa del que la sometió, pero con una esperanza:


quien también os mantendrá firmes hasta el final para que lleguéis sin reproche al d a de nuestro Se or Jesucristo.


que ese hombre sea entregado a Satanás, para que se destruya lo puramente humano y se salve el esp ritu el d a del Se or.


lo mismo que comprendisteis en parte que nosotros somos vuestro orgullo, como vosotros seréis el nuestro en el d a del Se or Jesús.


porque vosotros mismos sabéis perfectamente que el d a del Se or vendrá como ladrón en plena noche.


Pero vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, de modo que ese d a no puede sorprenderos como ladrón.


Si todas las cosas se han de disolver as, ¡cómo no deberéis andar vosotros en santo comportamiento y piedad,


aguardando y apresurando la parus a del d a de Dios, en el que los cielos se disolverán incendiados y los elementos se fundirán abrasados por el fuego!


Pero el cielo y la tierra de ahora están guardados por la misma palabra, reservados para el fuego en el d a del juicio y de la destrucción de los imp os.


Y a los ángeles que no supieron conservar su alto rango, sino que abandonaron su propia morada, los tiene guardados con cadenas perpetuas, sepultados en tinieblas, para el juicio del gran d a.


(Mirad que vengo como un ladrón. Dichoso el que está en vela y guarda sus vestidos, para que no tenga que andar desnudo y se vean sus vergüenzas.)


Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. Huyeron de su presencia la tierra y el cielo, y no se les volvió a ver en ningún lugar.


Vi luego cielo nuevo y tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar no existe ya.


Recuerda, pues, cómo recibiste y escuchaste mi palabra, guárdala y conviértete. Porque, si no estás alerta, vendré como ladrón, sin que sepas a qué hora será mi llegada.


Y el cielo fue retirado como rollo que se enrolla, y todo monte e isla fueron dislocados de su lugar.