No daba crédito yo a lo que se dec a hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos. En realidad, no me dijeron ni la mitad, porque tu sabidur a y tu prosperidad sobrepasan la fama que hab a llegado a mis o dos.
2 Crónicas 9:6 - Biblia Castilian 2003 No daba yo crédito a lo que se dec a, hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos. En realidad, no me dijeron ni la mitad, porque tu gran sabidur a supera la fama que hab a llegado a mis o dos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 pero yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto; y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha; porque tú superas la fama que yo había oído. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo no creía lo que se dijo hasta que llegué aquí y lo vi con mis propios ojos. De hecho, ¡lo que había oído no refleja ni la mitad de tu sabiduría! Supera ampliamente lo que me habían dicho. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo no daba crédito a lo que oía, hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos; y encuentro que no se me había contado ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría, pues tú superas todo lo que oí decir. La Biblia Textual 3a Edicion Yo no creía lo que se decía, hasta que yo misma he venido y lo he visto con mis propios ojos, y he aquí, no me había sido contada ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría. ¡Tú excedes a la fama que yo había oído! Biblia Serafín de Ausejo 1975 No daba yo crédito a lo que se decía, hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos. En realidad, no me dijeron ni la mitad, porque tu gran sabiduría supera la fama que había llegado a mis oídos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto; y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha; porque tú sobrepasas la fama que yo había oído. |
No daba crédito yo a lo que se dec a hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos. En realidad, no me dijeron ni la mitad, porque tu sabidur a y tu prosperidad sobrepasan la fama que hab a llegado a mis o dos.
y declaró al rey: '¡Ha resultado ser verdad cuanto hab a o do en mi pa s acerca de tus hechos y de tu sabidur a!
¡Dichosa tu gente y dichosos estos servidores tuyos que están continuamente en tu presencia y escuchan tu sabidur a!
Enmudezcan los labios mentirosos, que platican con arrogancia sobre el justo, con orgullo y desdén.
¡Ah! ¡Cuánta es su belleza y su hermosura! El trigo hará crecer a los jóvenes y el vino a las doncellas.
Pues, según está escrito: Lo que el ojo no vio ni el o do oyó, ni el corazón humano imaginó, eso preparó Dios para los que le aman.
Queridos m os, ahora somos hijos de Dios, aunque todav a no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es.