Bib sou entènèt

Piblisite


Tout bib la Ansyen Testaman Nouvo Testaman




2 Crónicas 24:10 - Biblia Castilian 2003

Todos los jefes y todo el pueblo se complacieron en ello: trajeron su contribución y la echaron en el arca hasta llenarla.

Gade chapit la
Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y las echaron en el arca hasta llenarla.

Gade chapit la

Biblia Nueva Traducción Viviente

Esto agradó a todos los líderes y al pueblo, y con gusto llevaron su dinero y lo pusieron en el cofre hasta llenarlo.

Gade chapit la

Biblia Católica (Latinoamericana)

Todos los jefes y todo el pueblo se alegraron; y traían la contribución y la echaban en la caja hasta que se llenaba.

Gade chapit la

La Biblia Textual 3a Edicion

Y todos los príncipes y los del pueblo se alegraron, y trajeron y echaron en el cofre hasta llenarlo.°

Gade chapit la

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Todos los jefes y todo el pueblo se complacieron en ello: trajeron su contribución y la echaron en el arca hasta llenarla.

Gade chapit la

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y todos los príncipes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y echaron en el arca hasta llenarla.

Gade chapit la
Lòt tradiksyon



2 Crónicas 24:10
7 Referans Kwoze  

El pueblo se alegró por aquellos donativos voluntarios, porque los hab an ofrecido de todo corazón y espontáneamente a Yahveh. También el rey David sintió una inmensa alegr a.


A su tiempo, cuando ve an que hab a mucho dinero, los levitas llevaban el arca al intendente del rey. Entonces ven an el escriba del rey y el representante del sumo sacerdote, vaciaban el arca y a continuación la devolv an a su lugar. As lo hac an a su debido tiempo, y llegaron a recoger mucho dinero.


Hicieron pregonar por Judá y por Jerusalén que trajeran a Yahveh la contribución impuesta por Moisés, siervo de Dios, a Israel en el desierto.


Éramos impuros todos nosotros, como ropa sucia nuestras obras justas. Como hojarasca nos marchitamos todos nosotros, nuestras culpas nos arrastran como el viento.


que, en medio de graves tribulaciones, han rebosado de alegr a y su extremada pobreza se ha desbordado en tesoros de su generosidad.


Cada uno dé lo que su corazón le dicte, no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegr a.