Tú me has dado a conocer caminos de vida: contigo, la alegr a hasta la hartura; a tu diestra, delicias sempiternas.
2 Corintios 5:8 - Biblia Castilian 2003 Pero tenemos ánimo e incluso preferimos exiliarnos del cuerpo y vivir junto al Se or. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Biblia Nueva Traducción Viviente Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) Por eso nos viene incluso el deseo de salir de este cuerpo para ir a vivir con el Señor. La Biblia Textual 3a Edicion pero estamos confiados, aunque más preferimos° salir del cuerpo y estar junto al Señor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero tenemos ánimo e incluso preferimos exiliarnos del cuerpo y vivir junto al Señor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Estamos confiados, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes con el Señor. |
Tú me has dado a conocer caminos de vida: contigo, la alegr a hasta la hartura; a tu diestra, delicias sempiternas.
Por mi parte, en rectitud, podré ver tu presencia y, al despertar, saciarme con tu vista.
Por su maldad es hundido el malvado, el justo se refugia en su inocencia.
D jole su se or: '¡Muy bien, criado bueno y fiel! En lo poco fuiste fiel, te pondré a cargo de lo mucho: entra en el fest n de tu se or'.
D jole su se or: '¡Muy bien, criado bueno y fiel! En lo poco fuiste fiel, te pondré a cargo de lo mucho: entra en el fest n de tu se or'.
El que quiera servirme que me siga; y donde yo esté, all estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre'.
Y cuando me haya ido y tenga ya preparado un lugar para vosotros, de nuevo vendré para tomaros conmigo, para que donde yo estoy estéis también vosotros.
'Padre quiero que donde voy a estar, estén también conmigo los que me has dado y as contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.
Respondió entonces Pablo: '¿Qué hacéis llorando y partiéndome el corazón? Estoy dispuesto no sólo a dejarme atar, sino a morir en Jerusalén por el nombre del Se or Jesús'.
Por lo tanto, siempre tenemos ánimo y sabemos que, mientras estamos domiciliados en el cuerpo, estamos exiliados lejos del Se or;
Por eso también nuestra ambición es serle gratos, tanto si estamos domiciliados como si estamos exiliados.
Queridos m os, ahora somos hijos de Dios, aunque todav a no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es.
Ya no habrá anatema contra nadie, se asentará en ella el trono de Dios y del Cordero. Sus siervos le darán culto,