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2 Corintios 5:14 - Biblia Castilian 2003

Pues el amor de Cristo nos apremia cuando pensamos que uno murió por todos. Por consiguiente, todos murieron.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sea de una forma u otra, el amor de Cristo nos controla. Ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El amor de Cristo nos urge, y afirmamos que si él murió por todos, entonces todos han muerto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque el amor del Mesías nos constriñe, pensando esto:° que si Uno murió por todos, entonces todos murieron;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues el amor de Cristo nos apremia cuando pensamos que uno murió por todos. Por consiguiente, todos murieron.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: Que si uno murió por todos, entonces todos murieron;

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Lòt tradiksyon



2 Corintios 5:14
43 Referans Kwoze  

Al instante, los tres héroes irrumpieron en el campamento de los filisteos, sacaron agua del pozo que hay a la puerta de Belén, la llevaron y se la ofrecieron a David, pero éste no quiso beberla, sino que la derramó como libación a Yahveh,


Porque me siento lleno de palabras, impulsado por un soplo interior.


Llévame contigo corriendo. Introdúceme, rey m o, en tu aposento; gocemos juntos, disfrutemos, celebrando tu amor, mejor que el vino. ¡Con razón se enamoran!


Todos nosotros como ovejas errábamos, cada uno a su camino nos volv amos. Pero Yahveh hizo que le alcanzara la iniquidad de todos nosotros.


de la misma manera que el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos'.


Porque este hijo m o estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado'. Y comenzaron a celebrar la fiesta con alegr a.


pero hab a que hacer fiesta y alegrarse, porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado''.


Pero insistieron en que se quedara con ellos, diciendo: 'Quédate con nosotros; que es tarde y el d a se acaba'. Entró, pues, para quedarse con ellos.


Al d a siguiente, Juan ve a Jesús que viene hacia él, y entonces dice: 'Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.


Jesús le respondió: 'Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en m, aunque muera, vivirá;


De verdad os aseguro: llega la hora, y es ésta, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y los que la escuchen vivirán.


Cuando llegaron de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo se consagró de lleno a la predicación, testificando a los jud os que Jesús era el Cristo.


Bien sabemos que el juicio de Dios recae realmente sobre aquellos que tales cosas practican.


Pero no fue la falta de igual categor a que el don. Pues, si por la falta de uno solo todos incurrieron en la muerte, con mucha más razón la gracia de Dios, o sea, el don contenido en esa gracia, en la de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado abundantemente sobre todos.


ni ofrezcáis más vuestros miembros como armas de iniquidad al servicio del pecado, sino consagraos a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida y ofreced vuestros miembros como armas de justificación al servicio de Dios.


Entendamos bien esto: que nuestro hombre viejo fue crucificado junto con Cristo, a fin de que fuera destruido el cuerpo del pecado, para que no seamos esclavos del pecado nunca más.


El que no ama al Se or, sea anatema. Marana tha.


En un plano puramente humano el hombre no capta las cosas del Esp ritu de Dios, porque son para él necedad; y no puede conocerlas, porque sólo pueden ser examinadas con criterios espirituales.


Si aquel ministerio de muerte, grabado con letras sobre piedras, fue tan glorioso que los hijos de Israel no pod an fijar la vista en el rostro de Moisés a causa del resplandor - aunque pasajero - de su rostro,


Pues si el ministerio de la condenación fue gloria, ¡con cuánta más razón abundará en gloria el ministerio de la justificación!


Y ya no vivo yo; es Cristo quien vive en m. Y respecto del vivir ahora en carne, vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a s mismo por m.


¡La gracia sea con todos los que aman con voluntad inalterable a nuestro Se or Jesucristo!


Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros pecados y en vuestra carne incircuncisa, os vivificó juntamente con él, os perdonó todas las faltas,


pues habéis muerto, y vuestra vida está oculta, juntamente con Cristo, en Dios.


que se entregó a s mismo como rescate por todos, y que es el testimonio dado a su debido tiempo.


Por el contrario, la que vive entregada a los placeres está ya muerta, aunque parezca estar viva.


Porque hubo un tiempo en que también nosotros éramos insensatos, desobedec amos, nos extraviábamos, serv amos a deseos y placeres diversos, pasábamos nuestra vida entre malicia y envidia, odiados y odiándonos mutuamente.


Pero a aquel que fue puesto en nivel apenas inferior al de los ángeles, a Jesús, lo contemplamos coronado de gloria y honor por los padecimientos de su muerte, de suerte que, por la gracia de Dios, experimentó la muerte en beneficio de todos.


Porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis mostrado por su nombre, cuando ya antes servisteis al pueblo santo y lo segu s sirviendo ahora.


Sin haberlo visto, lo amáis; y sin verlo por ahora, pero creyendo en él, experimentáis un gozo inefable y glorioso


Sabemos que somos de Dios, y que el mundo entero está sometido al Maligno.