Después de estos sucesos, Yahveh dirigió la palabra a Abrán en una visión, diciéndole: 'No temas, Abrán. Yo soy tu escudo; tu recompensa será muy grande'.
2 Corintios 4:17 - Biblia Castilian 2003 Porque el momento pasajero de nuestra tribulación va produciendo en nosotros un peso eterno de gloria cada vez más inmenso. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; Biblia Nueva Traducción Viviente Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades! Biblia Católica (Latinoamericana) No se pueden equiparar esas ligeras pruebas que pasan aprisa con el valor formidable de la gloria eterna que se nos está preparando. La Biblia Textual 3a Edicion Porque esta leve tribulación momentánea, produce en nosotros un cada vez más excelente° y eterno peso de gloria; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque el momento pasajero de nuestra tribulación va produciendo en nosotros un peso eterno de gloria cada vez más inmenso. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque nuestra leve aflicción, la cual es momentánea, produce en nosotros un inmensurable y eterno peso de gloria; |
Después de estos sucesos, Yahveh dirigió la palabra a Abrán en una visión, diciéndole: 'No temas, Abrán. Yo soy tu escudo; tu recompensa será muy grande'.
Enmudezcan los labios mentirosos, que platican con arrogancia sobre el justo, con orgullo y desdén.
Anda, pueblo m o, entra en tus aposentos y cierra tus puertas tras de ti; escóndete apenas un momento, hasta que pase el enojo.
En un acceso de cólera escond mi rostro de ti un instante; pero de ti me apiado con amor eterno dice tu redentor, Yahveh.
¡Ah, si acogieras a quienes practican la justicia, a quienes se acuerdan de ti en sus caminos! He aqu que estás enojado porque hemos pecado contra ti desde antiguo, hemos sido rebeldes.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos. De esta misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
Alegraos aquel d a y saltad de gozo; porque mirad: vuestra recompensa será grande en el cielo. Porque de la misma manera trataban sus padres a los profetas.
fuera de que el Esp ritu Santo en cada ciudad me va asegurando que me aguardan prisiones y tribulaciones.
a quienes, siendo constantes en el bien obrar, buscan gloria y honra e inmortalidad, les dará vida eterna;
Yo tengo para m que los sufrimientos del tiempo presente no merecen compararse con la gloria venidera que se revelará en nosotros.
¿Quién podrá condenar? Pero es que, además, Cristo [Jesús], el que murió, mejor aún, el resucitado, el que está a la diestra de Dios, aboga en favor nuestro.
En todas estas cosas salimos plenamente vencedores por medio de aquel que nos amó.
Pues, según está escrito: Lo que el ojo no vio ni el o do oyó, ni el corazón humano imaginó, eso preparó Dios para los que le aman.
Y nosotros todos, con el rostro descubierto, reflejando como en un espejo la gloria del Se or, su imagen misma, nos vamos transfigurando con gloria creciente como por la acción del Se or, que es Esp ritu.
Pues yo sé que esto servirá para mi salvación, gracias a vuestras oraciones y a la asistencia del Esp ritu de Jesucristo,
Esto nos permite sentirnos orgullosos de vosotros en las iglesias de Dios por vuestra constancia y vuestra fe en medio de todas vuestras persecuciones y de las tribulaciones que soportáis.
Es, en efecto, a los ojos de Dios que los que os atribulan sean a su vez atribulados,
Por eso, todo lo sufro por amor a los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con gloria eterna.
Bienaventurado el que soporta la prueba; porque, una vez probado, recibirá la corona de la vida que Dios prometió a los que lo aman.
El Dios de toda gracia, el que os llamó a su eterna gloria en Cristo después que hayáis padecido un poco, os restablecerá, confirmará, robustecerá y hará inconmovibles.
Queridos m os, ahora somos hijos de Dios, aunque todav a no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es.
A aquel que puede guardaros sin pecado y presentaros ante su gloria irreprensibles con júbilo;