Como la tierra en surcos y agrietada, as están, a la boca del seol, dislocados sus huesos.
2 Corintios 4:11 - Biblia Castilian 2003 Pues nosotros, aunque en vida, nos vemos siempre entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Biblia Nueva Traducción Viviente Es cierto, vivimos en constante peligro de muerte porque servimos a Jesús, para que la vida de Jesús sea evidente en nuestro cuerpo que muere. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues a los que estamos vivos nos corresponde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra existencia mortal. La Biblia Textual 3a Edicion Porque nosotros, los que vivimos, somos entregados constantemente a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues nosotros, aunque en vida, nos vemos siempre entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal. |
Como la tierra en surcos y agrietada, as están, a la boca del seol, dislocados sus huesos.
Y si el Esp ritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo dará vida también a vuestros cuerpos mortales por medio de ese Esp ritu suyo que habita en vosotros.
Conforme está escrito: Por tu causa somos entregados a la muerte todo el d a, se nos toma como reses de matadero.
Tan cierto como que sois mi orgullo en Cristo Jesús, nuestro Se or, os aseguro, hermanos, que cada d a me estoy muriendo.
Del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celestial.
llevando siempre y por todas partes, en el cuerpo, la muerte que llevó Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Los que estamos en esta tienda gemimos agobiados, no porque queramos ser desvestidos, sino sobrevestidos, de suerte que lo mortal quede absorbido por la vida.
como desconocidos, aunque somos conocidos de sobra; como si fuéramos moribundos, aunque seguimos viviendo; como castigados, aunque todav a no muertos;