Decidió pasar a Acaya. Los hermanos lo animaron y escribieron a los disc pulos para que lo acogieran. Fue all y sirvió de gran ayuda a los que hab an cre do con el auxilio de la gracia,
2 Corintios 3:1 - Biblia Castilian 2003 ¿Comenzamos de nuevo a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O quizá necesitamos, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros o de vuestra parte? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Otra vez comenzamos a elogiarnos a nosotros mismos? ¿Acaso somos como otros, que necesitan llevarles cartas de recomendación o que les piden que se escriban tales cartas en nombre de ellos? ¡Por supuesto que no! Biblia Católica (Latinoamericana) Pero ¿voy a recomendarme otra vez? ¿Debería acaso llevar cartas de recomendación de ustedes o para ustedes, como hacen otros? La Biblia Textual 3a Edicion ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tenemos necesidad, como algunos, de epístolas de recomendación para vosotros, o de° vosotros? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Comenzamos de nuevo a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O quizá necesitamos, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros o de vuestra parte? Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? |
Decidió pasar a Acaya. Los hermanos lo animaron y escribieron a los disc pulos para que lo acogieran. Fue all y sirvió de gran ayuda a los que hab an cre do con el auxilio de la gracia,
Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, que es diaconisa de la iglesia de Céncreas,
As también yo procuro agradar a todos en todo, sin buscar mi propio provecho, sino el de todos, para que sean salvos.
Y cuando llegue, enviaré a los que vosotros escojáis, con cartas de presentación, para llevar vuestro donativo a Jerusalén.
Conforme a la gracia que Dios me ha dado, yo, como sabio arquitecto, puse los cimientos; y otro va edificando encima. Pero mire cada cual cómo edifica.
Pues aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, padres no tenéis muchos: porque yo os engendré en Cristo Jesús por el Evangelio.
No nos atrevemos ciertamente a equipararnos o a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a s mismos. Sin embargo, cuando a s mismos se toman entre s como medida y se comparan consigo mismos, no obran sabiamente.
Pues no es aceptado el que se recomienda a s mismo, sino aquel a quien el Se or recomienda.
Y aunque me haya jactado algo excesivamente de la autoridad que el Se or nos dio para edificación vuestra y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré;
He hecho el insensato. Vosotros me obligasteis. Erais vosotros quienes deber ais recomendarme, porque, aunque no soy nada, nada desmerezco frente a esos superapóstoles.
¿Estáis pensando desde hace tiempo que nos estamos defendiendo ante vosotros? ¡Es ante Dios, en Cristo, como estamos hablando! Y todo, amados m os, para edificación vuestra.
Porque nosotros no somos como tantos que adulteran la palabra de Dios, sino que, con toda sinceridad, como enviados de Dios, hablamos ante Dios en Cristo.
Y no es que volvamos a justificarnos ante vosotros, sino que os damos la oportunidad de que os mostréis orgullosos de nosotros, para que tengáis qué responder ante los que se glor an de las apariencias y no del corazón.