Según su prudencia es estimado el hombre; el de perverso corazón cae en el desprecio.
2 Corintios 10:18 - Biblia Castilian 2003 Pues no es aceptado el que se recomienda a s mismo, sino aquel a quien el Se or recomienda. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando la gente se alaba a sí misma, ese elogio no sirve de mucho. Lo importante es que los elogios provengan del Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues no queda aprobado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien le recomienda el Señor. La Biblia Textual 3a Edicion Pues no es aprobado aquel que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues no es aceptado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien el Señor recomienda. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque no el que se alaba a sí mismo, es aprobado; sino el que el Señor alaba. |
Según su prudencia es estimado el hombre; el de perverso corazón cae en el desprecio.
El hombre piensa que su conducta es recta; pero Yahveh sondea los corazones.
Pero él les dijo: 'Vosotros presum s de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestro corazón; porque lo que los hombres estiman, lo abomina Dios.
O d, israelitas, estas palabras: a Jesús de Nazaret, hombre acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y se ales que por él realizó Dios entre vosotros, como bien sabéis;
Quien sirve a Cristo de este modo es agradable a Dios y obtiene la aprobación de los hombres.
Saludad a Apeles, que ha dado excelentes pruebas de s en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo.
Es verdadero jud o quien lo es interiormente, y es verdadera circuncisión la del corazón, hecha según el Esp ritu, no según la letra. Este jud o es el que recibe alabanza, no de los hombres, sino de Dios.
La verdad es que conviene que haya escisiones para que as se descubra quiénes de entre vosotros son de probada virtud.
As, pues, no juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Se or. Él iluminará lo que las tinieblas ocultan y pondrá al descubierto los designios del corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merece.
No nos atrevemos ciertamente a equipararnos o a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a s mismos. Sin embargo, cuando a s mismos se toman entre s como medida y se comparan consigo mismos, no obran sabiamente.
Y rogamos a Dios que no hagáis nada malo: no para que nosotros aparezcamos buenos, sino para que vosotros practiquéis el bien, aunque nosotros fuéramos desaprobados.
¿Comenzamos de nuevo a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O quizá necesitamos, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros o de vuestra parte?
Y no es que volvamos a justificarnos ante vosotros, sino que os damos la oportunidad de que os mostréis orgullosos de nosotros, para que tengáis qué responder ante los que se glor an de las apariencias y no del corazón.
Por el contrario, nos acreditamos en toda ocasión como servidores de Dios, con mucha constancia, en tribulaciones, en necesidades, en aprietos,
Esfuérzate en presentarte ante Dios de forma que merezcas su aprobación como trabajador que no tiene de qué avergonzarse, que expone rectamente la palabra de la verdad.
As la calidad de vuestra fe, de más valor que el oro que, aun después de acrisolado por el fuego perece, se convertirá en alabanza, gloria y honor en la manifestación de Jesucristo.