Con sus plumas te protege, bajo sus alas hallas un refugio por escudo y defensa su antebrazo.
1 Timoteo 5:5 - Biblia Castilian 2003 La viuda de verdad, la que no tiene amparo, pone su esperanza en Dios y se dedica a las súplicas y oraciones, d a y noche. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora bien, una verdadera viuda —una mujer que realmente está sola en este mundo— es aquella que ha puesto su esperanza en Dios. Día y noche ora a Dios pidiéndole su ayuda, Biblia Católica (Latinoamericana) La verdadera viuda es la que se queda sola, habiendo puesto en Dios su esperanza, y se dedica día y noche a la oración y a las súplicas. La Biblia Textual 3a Edicion Ahora bien, la que es realmente viuda y ha quedado sola, tiene puesta su esperanza en Dios, y persevera en súplicas y oraciones noche y día; Biblia Serafín de Ausejo 1975 La viuda de verdad, la que no tiene amparo, pone su esperanza en Dios y se dedica a las súplicas y oraciones, día y noche. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y la que en verdad es viuda y sola, confíe en Dios, y permanezca en súplicas y oraciones noche y día. |
Con sus plumas te protege, bajo sus alas hallas un refugio por escudo y defensa su antebrazo.
Mirad al Dios de mi salvación: conf o y no temo, que mi fuerza y mi canto es Yahveh y él es mi salvación'.
Se lamentarán y gemirán sus puertas, y tú, desolada, te sentarás en tierra.
Dirás en tu corazón: '¿Quién me dio a luz a éstos, si yo no ten a hijos y era estéril, estaba desterrada y apartada? A éstos, ¿quién los crió? Mirad: yo me hab a quedado sola; ¿éstos, pues, dónde estaban?'.
Quien de vosotros tema a Yahveh, escuche la voz de su Siervo. El que camine en tinieblas y no perciba ningún resplandor, conf e en el nombre de Yahveh y apóyese en su Dios.
¡Alégrate, estéril, la que no dio a luz! ¡Prorrumpe en júbilo y aclama, la que no estuvo de parto! Porque más numerosos son los hijos de la abandonada que los hijos de la casada, dice Yahveh.
De lo alto mandó fuego Mem que ha penetrado en mis huesos. Tendió una red a mis pies, me obligó a retroceder. Desolada me dejó, enferma todo el d a.
Luego les propuso una parábola sobre la necesidad que ten an de orar siempre y de no cansarse nunca.
Y ¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que claman a él d a y noche, aunque les haga esperar?
y ahora era viuda con ochenta y cuatro. No se apartaba del templo, sirviendo a Dios noche y d a con ayunos y oraciones.
a la cual esperan llegar nuestras doce tribus, sirviéndole continuamente noche y d a. Por razón de esta esperanza soy acusado de los jud os, oh rey.
Por aquellos d as, al aumentar el número de los disc pulos, surgieron quejas de los helenistas contra los hebreos, porque a sus viudas no se les prestaba suficiente atención en la asistencia cotidiana.
Pedro al punto se fue con ellos. Llegado, le hicieron subir a la habitación de arriba y se le presentaron todas las viudas llorando y mostrándole las túnicas y mantos que les hab a hecho Gacela mientras estaba con ellas.
Él le dio la mano y la levantó; llamó luego a los fieles y a las viudas y se la presentó vuelta a la vida.
o mejor, para que, en vuestra compa a, recibamos mutuo aliento, por medio de la fe que nos es común tanto a vosotros como a m.
por quien hemos recibido la gracia del apostolado, para conseguir, a gloria de su nombre, la obediencia a la fe entre todos los gentiles,
Lo que yo pretendo es que estéis libres de cuidados. El soltero se cuida de las cosas del Se or: de cómo agradar al Se or.
y anda dividido. Igualmente, la mujer no casada, lo mismo que la doncella, se cuida de las cosas del Se or, para ser santa en cuerpo y alma; la casada, en cambio, se cuida de las cosas del mundo: de cómo agradar a su marido.
Con toda clase de oraciones y súplicas, orad en toda ocasión en el Esp ritu, y velad juntos y con perseverancia, intercediendo por todo el pueblo santo,
No os afanéis por nada, sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean públicamente presentadas a Dios.
Ante todo, recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres:
Si algún creyente tiene viudas en la famil a, que se encargue de ellas, para no sobrecargar a la Iglesia, de suerte que ésta pueda atender a las auténticas viudas.
Doy gracias a Dios, a quien rindo culto, como mis antepasados, con conciencia pura, cuando te encomiendo incesantemente en mis oraciones d a y noche.
As se ataviaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, obedientes, a sus maridos.
Que Yahveh recompense tu acción y que recibas cumplida retribución de Yahveh, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte'.