Pero ellos no obedecieron y Manasés les indujo a hacer el mal, hasta el punto de hacer cosas peores que las que hac an las naciones que Yahveh hab a exterminado delante de Israel.
1 Samuel 8:19 - Biblia Castilian 2003 Sin embargo, el pueblo no quiso escuchar las palabras de Samuel sino que le respondió: '¡A pesar de todo, queremos tener un rey! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, el pueblo se negó a escuchar la advertencia de Samuel. —Aun así, todavía queremos un rey —dijeron ellos—. Biblia Católica (Latinoamericana) El pueblo no quiso hacerle caso a Samuel. Le dijeron: 'No importa, queremos un rey. La Biblia Textual 3a Edicion Pero el pueblo no quiso escuchar la voz de Samuel, sino que dijeron: ¡No! ¡Haya rey sobre nosotros! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sin embargo, el pueblo no quiso escuchar las palabras de Samuel sino que le respondió: '¡A pesar de todo, queremos tener un rey! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel; antes dijeron: No, sino que habrá rey sobre nosotros: |
Pero ellos no obedecieron y Manasés les indujo a hacer el mal, hasta el punto de hacer cosas peores que las que hac an las naciones que Yahveh hab a exterminado delante de Israel.
Yo soy Yahveh tu Dios, el que te condujo desde Egipto: abre tu boca y pide, y yo la llenaré.
también yo elijo sus ultrajes y traeré sobre ellos todo lo que temen, pues llamé y nadie respondió, hablé y no me escucharon; hicieron lo malo a mis ojos y lo que no me agrada eligieron'.
'En lo que respecta a la palabra que nos has dicho en nombre de Yahveh, no queremos escucharte,
Ahora, pues, ya que habéis hecho todas estas cosas - oráculo de Yahveh -; y, a pesar de haberos hablado insistentemente y sin cesar, no me habéis escuchado, y, a pesar de haberos llamado, no me habéis respondido,
Se acercan a ti como a una asamblea popular y mi pueblo se sienta delante de ti; oyen tus palabras, pero no las cumplen, porque de boca muestran mucho afecto, pero su corazón va tras sus negocios.
Si cuando hayas entrado en el pa s que Yahveh, tu Dios, te va a dar, lo hayas conquistado y habites en él, te dices: 'Voy a establecer sobre m un rey, como todas las naciones que me rodean',
Pero cuando visteis que Najás, rey de los amonitas, ven a contra vosotros, me dijisteis: 'No, que reine sobre nosotros un rey', cuando en realidad Yahveh, vuestro Dios, era vuestro rey.