Mientras Esdras oraba, llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó en torno a él un concurso muy numeroso de israelitas: hombres, mujeres y ni os. El pueblo lloraba muy copiosamente.
1 Samuel 30:4 - Biblia Castilian 2003 David y los que le acompa aban alzaron la voz y lloraron hasta más no poder. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Biblia Nueva Traducción Viviente lloraron a más no poder. Biblia Católica (Latinoamericana) David y el pueblo que lo acompañaba se pusieron a gritar y a llorar hasta que quedaron sin aliento para llorar. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces David y la gente que estaba con él alzaron su voz y lloraron, hasta que no les quedaron más fuerzas para llorar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 David y los que le acompañaban alzaron la voz y lloraron hasta más no poder. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. |
Mientras Esdras oraba, llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó en torno a él un concurso muy numeroso de israelitas: hombres, mujeres y ni os. El pueblo lloraba muy copiosamente.
Entonces toda la comunidad levantó su voz y rompió a gritar; y el pueblo pasó la noche lamentándose.
Moisés refirió todo esto a los israelitas, y el pueblo sintió una gran aflicción.
Cuando el ángel de Yahveh acabó de proferir estas palabras a todos los israelitas, levantó el pueblo la voz y rompió en llanto.
Vino luego el pueblo a Betel, donde permaneció en presencia de Dios hasta la tarde, llorando amargamente a voz en grito y
Llegaron los mensajeros a Guibeá de Saúl y transmitieron la propuesta a o dos del pueblo, que a voz en grito empezó a llorar.
Cuando David y los suyos llegaron a la ciudad se encontraron con que la ciudad estaba quemada y con que sus mujeres, hijos e hijas hab an sido llevados al cautiverio.
Cuando llegó, El estaba sentado en una silla, junto al camino, en actitud vigilante, porque su corazón temblaba por el arca de Dios. Llegó, pues, el hombre para dar la noticia en la ciudad, y toda la ciudad se llenó de gritos.