es breve la alegr a del malvado y que sólo un instante dura el gozo del perverso?
1 Samuel 23:7 - Biblia Castilian 2003 Anunciaron a Saúl que David hab a ido a Queilá, y dijo Saúl: 'Dios lo ha entregado en mis manos, pues ha ido a encerrarse en una ciudad que tiene puertas y cerrojos'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y fue dado aviso a Saúl que David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha entregado en mi mano, pues se ha encerrado entrando en ciudad con puertas y cerraduras. Biblia Nueva Traducción Viviente Pronto Saúl se enteró de que David estaba en Keila. «¡Excelente! —exclamó—. ¡Ya lo tenemos! Dios me lo entregó en mis manos, porque se ha quedado atrapado en una ciudad amurallada». Biblia Católica (Latinoamericana) Le avisaron a Saúl que David había entrado en Queila; Saúl dijo: 'Dios lo ha puesto en mis manos, pues al entrar en una ciudad con puertas y candados se ha encerrado solo'. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando informaron a Saúl que David había ido a Keila, Saúl dijo: ¡’Elohim lo ha desamparado en mi mano, encerrándose al entrar en una ciudad de puertas y barras! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Anunciaron a Saúl que David había ido a Queilá, y dijo Saúl: 'Dios lo ha entregado en mis manos, pues ha ido a encerrarse en una ciudad que tiene puertas y cerrojos'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y fue dicho a Saúl que David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha traído a mis manos; pues él se ha encerrado, entrando en ciudad con puertas y cerraduras. |
es breve la alegr a del malvado y que sólo un instante dura el gozo del perverso?
A tu lado les haces un refugio, alejados de las intrigas del humano; en tu tienda los cobijas, resguardados de lenguas pendencieras.
El Faraón pensará: 'Los israelitas se han extraviado en el pa s, el desierto les ha cerrado el paso.'
Se dijo el enemigo: 'Yo los perseguiré, les daré alcance, repartiré despojos, mi esp ritu en ellos saciaré desenvainaré mi espada, mi mano los exterminará'.
David viv a en el desierto, en los refugios, y se estableció en las colinas del desierto de Zif. Y aunque Saúl lo buscaba sin pausa, Dios no lo entregó en sus manos.
Cuando Abiatar, hijo de Ajimélec, huyó al lado de David y bajó con él a Queilá, llevaba consigo el efod.
Convocó luego Saúl a todo el ejército a la guerra para bajar a Queilá y poner cerco a David y a sus hombres.