De nada se cuidaba por s mismo el jefe de la cárcel, porque Yahveh estaba con José y le hac a prosperar en todo lo que emprend a.
1 Samuel 18:5 - Biblia Castilian 2003 Sal a David a combatir adondequiera que Saúl lo enviara, y siempre ten a éxito. Por ello lo puso Saúl al mando de sus guerreros. David se ganó la simpat a de todo el pueblo, incluidos los servidores de Saúl. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl. Biblia Nueva Traducción Viviente Todo lo que Saúl le pedía a David que hiciera, él lo hacía con éxito. Como resultado, Saúl lo hizo comandante sobre los hombres de guerra, un nombramiento que fue bien recibido tanto por el pueblo como por los oficiales de Saúl. Biblia Católica (Latinoamericana) En todas las expediciones a donde lo enviaba Saúl, David tenía pleno éxito y Saúl lo puso a la cabeza de todos sus hombres de guerra. Era querido por todo el pueblo y también por los servidores del rey. La Biblia Textual 3a Edicion Y adondequiera lo enviaba Saúl, David salía y se manejaba con prudencia, de modo que Saúl lo puso al mando de los hombres de guerra, y fue acepto ante los ojos de todo el pueblo, e igualmente ante los ojos de los siervos de Saúl. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Salía David a combatir adondequiera que Saúl lo enviara, y siempre tenía éxito. Por ello lo puso Saúl al mando de sus guerreros. David se ganó la simpatía de todo el pueblo, incluidos los servidores de Saúl. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y salía David adondequiera que Saúl le enviaba, y se conducía con prudencia, por tanto Saúl lo puso al mando de los hombres de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los criados de Saúl. |
De nada se cuidaba por s mismo el jefe de la cárcel, porque Yahveh estaba con José y le hac a prosperar en todo lo que emprend a.
David acrecentaba cada vez más su poder, pues Yahveh, Dios Sebaot, estaba con él.
Ya antes, cuando reinaba sobre nosotros Saúl, eras tú quien dirig as las expediciones de Israel; y además Yahveh te ha dicho: 'Tú apacentarás a mi pueblo Israel; tú serás el caudillo de Israel''.
Yahveh estuvo con Josafat porque éste siguió los caminos que anteriormente siguiera su antepasado David y no se fue en pos de los baales, sino que buscó al Dios de su padre y caminó conforme a sus mandamientos, no según la conducta de Israel.
Es como árbol plantado en los arroyos, que da el fruto a su tiempo y sus hojas no se secan: en todo lo que hace tiene éxito.
Haré por comprender la causa justa, cuando ante m viniere; procederé con noble corazón en medio de mi casa.
Mirad que os env o como ovejas en medio de lobos; sed, por tanto, cautelosos como serpientes y sencillos como palomas.
y lo libró de todas sus tribulaciones, dándole gracia y sabidur a ante el Faraón rey de Egipto, que le nombró superintendente sobre Egipto y sobre toda su casa.
Por lo que respecta a los de fuera, tratadlos con prudente discreción, aprovechando las ocasiones.
Yahveh estuvo con Judá, que conquistó la monta a, pero no pudo expulsar a los habitantes del llano, porque ten an carros de hierro.
Saúl eligió tres mil hombres de Israel. Dos mil estaban con Saúl en Micmás y en el monte de Betel, y mil con Jonatán en Gueba de Benjam n. Al resto del pueblo lo envió Saúl a sus tiendas.
La guerra contra los filisteos fue encarnizada durante toda la vida de Saúl. Por eso, a todo hombre valiente y esforzado que ve a Saúl, lo alistaba en sus filas.
Por otra parte, todo Israel y Judá amaban a David, porque sal a y entraba al frente de ellos.
Los jefes de los filisteos sal an a campa a; pero cada vez que sal an a campa a, David consegu a más éxito que todos los oficiales de Saúl, por lo que su nombre se hizo muy famoso.
Jonatán se quitó el manto que llevaba y se lo dio a David y, junto con su vestido, le dio también la espada, el arco y hasta su cinturón.
A su regreso, cuando volv a David de matar al filisteo, sal an las mujeres de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl cantando y bailando al son de tamboriles y con gritos de alegr a y sonajas.
Samuel iba creciendo y Yahveh estaba con él, de suerte que no dejó caer en tierra ninguna de sus palabras.