Luego Salomón se puso ante el altar de Yahveh, en presencia de toda la asamblea de Israel, y levantando sus manos extendidas al cielo,
1 Reyes 8:54 - Biblia Castilian 2003 Cuando Salomón terminó de dirigir a Yahveh esta plegaria y esta súplica, se levantó de delante del altar de Yahveh, donde hab a estado arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo; Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando Salomón terminó de elevar estas oraciones y peticiones al Señor, se puso de pie frente al altar del Señor, donde estaba arrodillado con las manos levantadas al cielo. Biblia Católica (Latinoamericana) Durante toda esta oración y esta súplica Salomón estuvo de rodillas, con las manos extendidas hacia el cielo frente al altar de Yavé. Cuando hubo terminado, La Biblia Textual 3a Edicion Y sucedió que cuando Salomón terminó de hacer toda esta oración y súplica a YHVH, se levantó de estar de rodillas, con sus manos extendidas a los cielos, delante del altar de YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando Salomón terminó de dirigir a Yahveh esta plegaria y esta súplica, se levantó de delante del altar de Yahveh, donde había estado arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y fue que cuando Salomón acabó de hacer toda esta oración y súplica a Jehová, se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo; |
Luego Salomón se puso ante el altar de Yahveh, en presencia de toda la asamblea de Israel, y levantando sus manos extendidas al cielo,
Cuando Salomón acabó de orar, bajó fuego del cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria de Yahveh llenó el templo.
Venid y saludémoslo, postrados, doblemos la rodilla ante el Se or, nuestro hacedor.
Un d a estaba él orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus disc pulos: 'Se or, ensé anos a orar, como también Juan ense ó a sus disc pulos'.
Entonces él, como a la fuerza, se arrancó de su lado como a un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba
Luego se levantó de la oración, fue hacia los disc pulos y los encontró dormidos a causa de la tristeza;
Pero, cuando se nos acabaron los d as, emprendimos la marcha. Nos acompa aban todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad. Puestos de rodillas sobre la playa, oramos,