Tan pronto el criado de Abrahán oyó sus palabras se postró en tierra ante Yahveh.
1 Reyes 18:42 - Biblia Castilian 2003 Subió, pues, Ajab a comer y a beber, en tanto que El as subió a la cima del Carmelo y, postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Acab fue a comer y a beber. Elías, en cambio, subió a la cumbre del monte Carmelo, se inclinó hasta el suelo y oró con la cara entre las rodillas. Biblia Católica (Latinoamericana) Ajab subió para comer y beber, mientras Elías subía a la cumbre del Carmelo. Allí se inclinó y puso la cara entre sus rodillas, La Biblia Textual 3a Edicion Y Acab subió a comer y a beber; y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre sus rodillas; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Subió, pues, Ajab a comer y a beber, en tanto que Elías subió a la cima del Carmelo y, postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo; y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. |
Tan pronto el criado de Abrahán oyó sus palabras se postró en tierra ante Yahveh.
Rogó David a Dios por el ni o, ayunaba con rigor y pasaba las noches acostado en el suelo.
Después dijo El as a Ajab: 'Sube, come y bebe, porque ya se percibe el ruido de la lluvia'.
Y dijo a su criado: 'Sube y mira hacia el mar'. Subió a mirar y dijo: 'No hay nada'. Pero él le dijo: 'Vuelve siete veces'.
Al o rlo, El as se cubrió el rostro con el manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la cueva. Y una voz le dijo: '¿Qué haces aqu, El as?'.
y dije: '¡Dios m o! Me siento avergonzado y confuso al levantar, oh Dios m o, mi rostro hacia ti. Porque nuestras iniquidades se han multiplicado hasta por encima de nuestras cabezas, y nuestro pecado ha crecido hasta el cielo.
¿Quién podr a en los cielos compararse al Se or? ¿Quién podr a igualársele entre los hijos de los dioses?
Entonces Ezequ as volvió el rostro hacia la pared y dirigió a Yahveh esta plegaria:
Por encima de Él hab a serafines de pie, con seis alas cada uno: con dos se cubr an el rostro, con otras dos se cubr an hasta los pies y con los otras dos volaban.
¡Por mi vida! - oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh Sebaot -: vendrá como el Tabor entre los montes y como el Carmelo sobre el mar.
Volv mi rostro al Se or para dirigirle oraciones y súplicas, en ayuno, saco y ceniza.
A ti, Se or, la justicia; a nosotros, la vergüenza en el rostro, como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los pa ses adonde los arrojaste por las infidelidades que cometieron contra ti.
Después de despedirlo, subió al monte para orar a solas. Al anochecer, estaba all él solo.
Y adelantándose un poco, se postró en tierra y oraba que, si era posible, se alejara de él aquella hora.
Por aquellos d as, salió hacia el monte para orar y pasó la noche en oración ante Dios.
Al d a siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, hac a la hora sexta, subió Pedro a la terraza para orar.
Entonces Josué rasgó sus vestiduras y cayó rostro en tierra ante el arca de Yahveh hasta el atardecer, junto con los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas.
Samuel invocó a Yahveh, y Yahveh envió aquel d a truenos y lluvia; por lo que todo el pueblo sintió gran temor delante de Yahveh y de Samuel.