1 Pedro 5:1 - Biblia Castilian 2003 As, pues, a los presb teros que están entre vosotros los exhorto yo, presb tero como ellos, con ellos testigo de los padecimientos de Cristo y con ellos participante de la gloria que se ha de revelar: Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Biblia Nueva Traducción Viviente Y ahora, una palabra para ustedes los ancianos en las iglesias. También soy un anciano y testigo de los sufrimientos de Cristo. Y yo también voy a participar de su gloria cuando él sea revelado a todo el mundo. Como anciano igual que ustedes, les ruego: Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora me dirijo a sus Ancianos, dado que yo también soy anciano, y testigo de los sufrimientos de Cristo, y espero ser partícipe de la gloria que ha de manifestarse. La Biblia Textual 3a Edicion Exhorto pues a los ancianos entre vosotros (yo anciano también con ellos y testigo de los padecimientos del Mesías, que también soy participante de la gloria que va a ser revelada): Biblia Serafín de Ausejo 1975 Así, pues, a los presbíteros que están entre vosotros los exhorto yo, presbítero como ellos, con ellos testigo de los padecimientos de Cristo y con ellos participante de la gloria que se ha de revelar: Biblia Reina Valera Gómez (2023) Exhorto a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los sufrimientos de Cristo, y también participante de la gloria que ha de ser revelada: |
desde el bautismo de Juan hasta el d a en que nos fue arrebatado, uno de éstos sea constituido, junto a nosotros, testigo de su resurrección.'
sino que recibiréis la fuerza del Esp ritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis testigos m os en Jerusalén y en toda Judea y Samar a y hasta los confines de la tierra'.
As lo hicieron, y se la remitieron a los ancianos por medio de Bernabé y de Saulo.
Les designaron presb teros en cada iglesia y, acompa ando la oración con ayunos, los encomendaron al Se or en quien hab an cre do.
Llegados a Jerusalén, fueron bien recibidos por la iglesia y por los apóstoles y los ancianos, a los cuales informaron de todo cuanto Dios hab a hecho con ellos.
Reuniéronse, pues, los apóstoles y los ancianos para examinar este asunto.
Tened cuidado de vosotros mismos y de toda la grey, en la cual el Esp ritu Santo os ha constituido inspectores para pastorear la Iglesia de Dios que él se adquirió con su propia sangre.
Al d a siguiente, fue Pablo con nosotros a ver a Santiago. Se hab an reunido todos los ancianos.
al paso que disteis muerte al autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Pues sabemos que si nuestra morada terrestre, nuestra tienda, se derrumba, tenemos un edificio hecho por Dios, una casa no fabricada por mano de hombre, eterna, situada en el cielo.
Pero tenemos ánimo e incluso preferimos exiliarnos del cuerpo y vivir junto al Se or.
Pues yo sé que esto servirá para mi salvación, gracias a vuestras oraciones y a la asistencia del Esp ritu de Jesucristo,
Con el anciano no seas duro, sino dir gete a él como a un padre, a los jóvenes, como a hermanos;
No admitas querellas contra un presb tero que no estén apoyadas en el testimonio de dos o tres testigos.
Y ahora está ya preparada para m la corona de justicia, con la que me retribuirá en aquel d a el Se or, el juez justo; y no sólo a m, sino también a todos los que hayan mirado con amor su venida.
Te dejé en Creta con el fin de que acabaras de organizar lo que faltaba e instituyeras presbiteros en cada ciudad, según las normas que yo mismo te di:
más bien prefiero recurrir a la súplica, por motivos de amor, presentándome como quien soy, Pablo, anciano y ahora, por a adidura, prisionero por Cristo Jesús.
As, pues, también nosotros, rodeados de tan gran nube de testigos, arrojemos todo lastre y el pecado que nos acosa y corramos con constancia la carrera que se nos presenta,
Y les fue revelado que, no a s mismos, sino a vosotros serv an con este mensaje que ahora os anuncian los que os evangelizan por medio del Esp ritu Santo enviado del cielo, mensaje que hasta los ángeles se asoman deseosos de verlo.
As la calidad de vuestra fe, de más valor que el oro que, aun después de acrisolado por el fuego perece, se convertirá en alabanza, gloria y honor en la manifestación de Jesucristo.
Más bien, a medida que tomáis parte en los padecimientos de Cristo, alegraos, para que también en la revelación de su gloria exultéis de gozo.
Y cuando aparezca el mayoral, conseguiréis la corona inmarchitable de la gloria.
Queridos m os, ahora somos hijos de Dios, aunque todav a no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es.
El Anciano, a la se ora Electa y a sus hijos, a quienes amo en la verdad - y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad -;
Yo, Juan, vuestro hermano y compa ero en la tribulación, en el reino y en la constante espera de Jesús, estuve en la isla llamada Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.