Al recordarme de ello, mi alma se derrama en mi interior. Me uniré con el pueblo, lo guiaré hacia la casa del Se or, entre voces de alegr a y alabanzas de multitud en fiesta.
1 Pedro 1:21 - Biblia Castilian 2003 los que por él creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio la gloria, de modo que vuestra fe y esperanza estén puestas en Dios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Por medio de Cristo, han llegado a confiar en Dios. Y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque él levantó a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa. Biblia Católica (Latinoamericana) Gracias a él han creído en Dios que lo resucitó de entre los muertos y lo glorificó, precisamente con el fin de que pusieran su fe y su esperanza en Dios. La Biblia Textual 3a Edicion que por medio de Él sois fieles a Dios, quien lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, para que vuestra fe y esperanza estén en Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 los que por él creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio la gloria, de modo que vuestra fe y esperanza estén puestas en Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) quienes por Él creéis en Dios, el cual le resucitó de los muertos, y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. |
Al recordarme de ello, mi alma se derrama en mi interior. Me uniré con el pueblo, lo guiaré hacia la casa del Se or, entre voces de alegr a y alabanzas de multitud en fiesta.
Y acercándose Jesús a ellos, les habló as: 'Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra.
Jesús exclamó: 'El que cree en m, no cree en m, sino en aquel que me ha enviado;
'Que no se turbe vuestro corazón: creéis en Dios, pues creed también en m.
Respóndele Jesús: 'Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre, sino por m.
As habló Jesús. Y levantando sus ojos al cielo, dijo: 'Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti,
'Padre quiero que donde voy a estar, estén también conmigo los que me has dado y as contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.
Ahora glorif came tú, Padre, junto a ti mismo, con la gloria que yo ten a junto a ti antes que el mundo existiera'.
Porque aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios; pues no da el Esp ritu con cicater a.
Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte, pues no era posible que la muerte lo retuviera en su poder.
El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis en presencia de Pilato, mientras éste se inclinaba a dejarlo en libertad.
al paso que disteis muerte al autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que este hombre se presenta ante vosotros sano en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos.
Porque si confiesas con tus labios que Jesús es Se or y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.
sino también en favor de nosotros, a quienes la fe se nos va a tener en cuenta, pues creemos en aquel que resucitó a Jesús nuestro Se or de entre los muertos,
¿Qué acuerdo puede haber entre Cristo y Beliar, o qué participación entre un creyente y un infiel?
Por eso, yo también, habiendo o do hablar de vuestra fe en el Se or Jesús y de vuestro amor hacia todo el pueblo santo,
al que Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria.
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por encargo de Dios nuestro Salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza,
Sin lugar a dudas, grande es el misterio de la religión: Él ha sido manifestado en carne, justificado en esp ritu, visto por ángeles, proclamado entre gentiles, cre do en el mundo, ascendido en gloria.
Pero a aquel que fue puesto en nivel apenas inferior al de los ángeles, a Jesús, lo contemplamos coronado de gloria y honor por los padecimientos de su muerte, de suerte que, por la gracia de Dios, experimentó la muerte en beneficio de todos.
Por lo tanto, dejando a un lado los rudimentos de la doctrina sobre Cristo, vayamos a lo propio de los perfectos, sin entretenernos más en asentar lo que sólo es cimiento a saber: arrepentimiento de las obras muertas y fe en Dios,
De ah que definitivamente pueda salvar a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder a favor de ellos.
Ellos investigaban a qué tiempo y a qué circunstancias se refer a el esp ritu de Cristo que estaba en ellos y que testificaba de antemano los padecimientos reservados a Cristo y las glorias que los seguir an.
Bendito Dios, Padre de nuestro Se or Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos reengendró a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,
que, después de subir al cielo, está a la diestra de Dios y le están sometidos ya ángeles, potestades y virtudes.