Mira: hiciste mis d as de unos palmos, mi existencia ante ti, como una nada: en total no es más que un soplo cuanto el hombre subsiste. Selah
1 Pedro 1:18 - Biblia Castilian 2003 sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana manera de vivir, recibida de vuestros padres, no con cosas corruptibles, plata u oro, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, Biblia Nueva Traducción Viviente Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. No fue pagado con oro ni plata, los cuales pierden su valor, Biblia Católica (Latinoamericana) No olviden que han sido rescatados de la vida vacía que aprendieron de sus padres; pero no con un rescate material de oro o plata, La Biblia Textual 3a Edicion sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, que vuestros padres os legaron, no con cosas corruptibles, como la plata o el oro; Biblia Serafín de Ausejo 1975 sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana manera de vivir, recibida de vuestros padres, no con cosas corruptibles, plata u oro, Biblia Reina Valera Gómez (2023) sabiendo que fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis por tradición de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata; |
Mira: hiciste mis d as de unos palmos, mi existencia ante ti, como una nada: en total no es más que un soplo cuanto el hombre subsiste. Selah
Puro viento son los hijos de los hombres, enga o los mortales; en balanza, todos juntos, subir an como un soplo.
Disipé como niebla tus culpas, como un nublado tus pecados. Vuelve a m, que te he redimido.
que as dice Yahveh: 'Gratis fuisteis vendidos y sin dinero seréis redimidos'.
Yahveh, mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en el d a de angustia, a ti vendrán naciones de los confines de la tierra y dirán: Sólo mentira heredaron nuestros padres, vanidad que de nada sirve.
En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento ardiente de las dunas del desierto avanza hacia la hija de mi pueblo, no para aventar ni para limpiar:
antes al contrario, estamos decididos a cumplir todas esas palabras que han salido de nuestra boca, a saber: incensar a la Reina de los Cielos y ofrecerle libaciones, como hac amos nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros pr ncipes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, pues entonces nos hartábamos de pan, éramos felices y no ve amos desgracia alguna.
Por eso, as dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: Aqu estoy: voy a darle de comer a este pueblo ajenjo, y voy a darle de beber agua envenenada.
'Dije a sus hijos en el desierto: 'No procedáis según las leyes de vuestros padres, ni observéis sus normas, ni os contaminéis con sus dolos.
As dice Yahveh: por tres cr menes de Judá y por cuatro, no lo revocaré: porque han rechazado la ley de Yahveh, no han guardado sus preceptos, se han extraviado tras los dolos que siguieron sus padres,
Pues habiendo conocido a Dios, no le dieron gloria como a Dios ni le mostraron gratitud; antes se extraviaron en sus razonamientos y su insensato corazón quedó en tinieblas.
Y también: Conoce el Se or qué vanos son los razonamientos de los sabios.
Se ha pagado por vosotros un buen precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.
Se ha pagado por vosotros un buen precio. No os hagáis esclavos de hombres.
que se entregó a s mismo por nuestros pecados, para arrancarnos del perverso mundo actual, según la voluntad de Dios, nuestro Padre,
Esto es, por tanto, lo que os digo y os conjuro en el Se or: que no viváis ya como viven los gentiles, en la vacuidad de su mente,
el cual se entregó por nosotros, para rescatarnos de toda iniquidad y para purificarnos, haciendo de nosotros un pueblo que fuera su patrimonio, dedicado a buenas obras.
Entró en el 'lugar sant simo', de una vez por siempre, no por medio de sangre de machos cabr os ni de becerros, sino de la suya propia, consiguiendo la redención eterna.
As la calidad de vuestra fe, de más valor que el oro que, aun después de acrisolado por el fuego perece, se convertirá en alabanza, gloria y honor en la manifestación de Jesucristo.
Ya basta con el tiempo que habéis dedicado a hacer la voluntad de los gentiles, viviendo en desenfrenos, pasiones, libertinajes, org as, borracheras y abominables idolatr as.
Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, pues en él no hay pecado.