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1 Juan 2:28 - Biblia Castilian 2003

Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y en su parus a no nos veamos avergonzados, lejos de él.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Y ahora, queridos hijos, permanezcan en comunión con Cristo para que, cuando él regrese, estén llenos de valor y no se alejen de él avergonzados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Y ahora, hijitos, permanezcan en él; haciéndolo, tendremos plena confianza cuando aparezca en su gloria, en vez de sentir vergüenza ante él cuando nos venga a pedir cuentas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y ahora, hijitos, permaneced en Él,° para que cuando sea manifestado, tengamos confianza y no nos apartemos de Él avergonzados en su venida.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y en su parusía no nos veamos avergonzados, lejos de él.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y ahora, hijitos, permaneced en Él; para que cuando Él apareciere, tengamos confianza, y no seamos avergonzados delante de Él en su venida.

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Lòt tradiksyon



1 Juan 2:28
29 Referans Kwoze  

Aquel d a se dirá: 'He aqu nuestro Dios, de quien esperamos que nos salve, éste es Yahveh en quien esperamos. Exultemos y gocemos en su salvación,


Israel es salvado por Yahveh con salvación eterna. No seréis avergonzados ni abochornados por los siglos de los siglos.


¿Quién soportará el d a de su venida? ¿Quién resistirá en pie cuando Él aparezca? Porque será como fuego de fundidor, como lej a de lavandero.


Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará a cada uno conforme a su conducta.


Os lo aseguro: hay algunos de los aqu presentes que no morirán sin haber visto al Hijo del hombre venir con su reino'.


Porque, si alguno se avergüenza de m y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles'.


Lo mismo acontecerá el d a en que el Hijo del hombre se manifieste.


según está escrito: He aqu que pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca contra la cual uno se da; pero quien tiene fe en él no quedará defraudado.


As, pues, no carecéis de ningún don vosotros, los que esperáis la manifestación de nuestro Se or Jesucristo;


Cada uno en el orden que le corresponde: las primicias, Cristo; después, los de Cristo en su parus a.


en el cual tenemos la confiada libertad y el acceso seguro por medio de la fe en él.


Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces también vosotros seréis manifestados juntamente con él, en gloria.


Porque, ¿cuál es nuestra esperanza o alegr a o corona de gloria de que sentirnos orgullosos ante nuestro Se or Jesús en su parus a, sino vosotros mismos? S, vosotros sois nuestra gloria y nuestra alegr a.


y mantenga vuestros corazones irreprochables y santos ante Dios nuestro Padre, en la parus a de nuestro Se or Jesús, acompa ado de todo su pueblo santo.


Que Él, Dios de la paz os santifique totalmente; y que todo vuestro ser, el esp ritu, el alma y el cuerpo, se mantenga irreprochable para la parus a de nuestro Se or Jesucristo.


que guardes el mandamiento, sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Se or Jesucristo;


Y ahora está ya preparada para m la corona de justicia, con la que me retribuirá en aquel d a el Se or, el juez justo; y no sólo a m, sino también a todos los que hayan mirado con amor su venida.


mientras aguardamos la bienaventurada esperanza, o sea, la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Cristo Jesús,


as también Cristo, ofrecido una sola vez para quitar los pecados de muchos, se aparecerá, la segunda vez, sin relación ya con el pecado, a los que a él aguardan, para darles la salvación.


As la calidad de vuestra fe, de más valor que el oro que, aun después de acrisolado por el fuego perece, se convertirá en alabanza, gloria y honor en la manifestación de Jesucristo.


Y cuando aparezca el mayoral, conseguiréis la corona inmarchitable de la gloria.


Hijitos m os, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre: a Jesucristo, el justo.


Queridos m os, ahora somos hijos de Dios, aunque todav a no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es.


Queridos m os, si la conciencia no reprende, tenemos plena confianza en Dios.


En esto culmina el amor entre nosotros: en que tengamos plena confianza en el d a del juicio; porque tal como es él, somos también nosotros en este mundo.


Y ésta es la plena confianza que tenemos en él: que si pedimos algo según su voluntad, nos oye.


Ved que viene con las nubes. Y lo verán todos, incluso los que lo traspasaron. Y por él se lamentarán todas las tribus de la tierra. S. Amén.