No a nosotros, Se or, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tus mercedes y tu lealtad.
1 Corintios 3:7 - Biblia Castilian 2003 Y as lo que cuenta no es el que planta ni el que riega, sino el que produce el crecimiento: Dios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Biblia Nueva Traducción Viviente No importa quién planta o quién riega; lo importante es que Dios hace crecer la semilla. Biblia Católica (Latinoamericana) De modo que el que planta no es algo, ni tampoco el que riega, sino Dios que hace crecer. La Biblia Textual 3a Edicion Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que está dando el crecimiento. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y así lo que cuenta no es el que planta ni el que riega, sino el que produce el crecimiento: Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento. |
No a nosotros, Se or, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tus mercedes y tu lealtad.
Sobre nosotros vengan las dulzuras del Se or, de nuestro Dios. Consolida en nosotros la acción de nuestras manos, la acción de nuestras manos fortalece.
Todas las naciones son como nada en su presencia, como nada y vac o las estima.
Mirad: son nada todos ellos, son nulidad sus obras, viento y vac o sus estatuas.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en m y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de m no podéis hacer nada.
Y si tengo el don de profec a y conozco todos los misterios y todo el saber; y tengo tanta fe como para mover monta as, pero no tengo amor, nada soy.
El que planta y el que riega son una misma cosa; eso s, cada uno recibirá el salario a la medida de su trabajo.
He hecho el insensato. Vosotros me obligasteis. Erais vosotros quienes deber ais recomendarme, porque, aunque no soy nada, nada desmerezco frente a esos superapóstoles.
Pero él me dijo: 'Te basta mi gracia; pues mi poder se manifiesta en la flaqueza'. Muy a gusto, pues, me gloriaré de mis flaquezas, para que en m resida el poder de Cristo.