Luego tomé el documento de compra, el sellado - con la orden y las cláusulas - y el abierto,
1 Corintios 11:16 - Biblia Castilian 2003 No obstante, si a alguno quiere seguir discutiendo, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero si alguien quiere discutir este tema, simplemente digo que no tenemos otra costumbre más que esa, y tampoco la tienen las demás iglesias de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) De todas maneras, si alguien desea discutir, sepa que ésa no es nuestra costumbre, ni tampoco lo es en las Iglesias de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos otra costumbre,° ni las iglesias de Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No obstante, si a alguno quiere seguir discutiendo, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Con todo, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios. |
Luego tomé el documento de compra, el sellado - con la orden y las cláusulas - y el abierto,
Han o do decir que tú ense as a todos los jud os que viven entre los gentiles a apartarse de Moisés, diciéndoles que no tienen que circuncidar a sus hijos ni vivir según lo establecido.
Tómalos contigo, purif cate con ellos y paga por ellos la ofrenda, para que se corten el pelo, y as conocerán todos que no hay nada de lo que han o do decir de ti, sino que tú también caminas rectamente observando la ley.
mientras que para la mujer es motivo de gloria? Realmente, la cabellera se le ha dado a modo de velo.
En cuanto a la colecta en favor de los fieles, habéis de actuar según las instrucciones que di a las iglesias de Galacia.
As, pues, no juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Se or. Él iluminará lo que las tinieblas ocultan y pondrá al descubierto los designios del corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merece.
Por lo demás, que cada uno viva según la condición que el Se or le asignó, cada cual como era cuando Dios le llamó. Esto es lo que prescribo en todas las iglesias.
¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús, nuestro Se or? Vosotros mismos, ¿no sois mi obra en el Se or?
¿O es que yo y Bernabé somos los únicos que no tenemos derecho a dejar el trabajo?
De hecho, vosotros, hermanos, habéis seguido el ejemplo de las iglesias de Dios congregadas en Judea en el nombre de Cristo Jesús, pues habéis sufrido de parte de vuestros propios compatriotas las mismas pruebas que ellos sufrieron de parte de los jud os,