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Lucas 1:68 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

¡Bendito sea el Señor Dios de Israel, que ha venido a visitar y redimir a su pueblo!

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

«Alaben al Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Bendito el Señor Dios de Israel, Porque visitó e hizo redención a su pueblo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

' Bendito el Señor Dios de Israel, porque ha venido a ver a su pueblo y a traerle el rescate,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Bendito el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo,

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Lòt tradiksyon



Lucas 1:68
24 Referans Kwoze  

que nos salvaría de nuestros enemigos y de manos de todos los que nos odian,


hasta que te vengas abajo con todos tus hijos. No dejarán de ti piedra sobre piedra, porque no fuiste capaz de reconocer la ocasión en que Dios vino a visitarte.


Mientras Simeón hablaba con María y José, se les acercó Ana, que en seguida se puso a dar gracias a Dios y a hablar del niño a todos los que epn Jerusalén esperaban la llegada de la redención.


Nosotros creíamos que él era el que había venido a rescatar a Israel... ¡pero ya hace tres días que murió!


Todos los que habían sido testigos de aquel milagro daban gloria a Dios, y decían con temor y reverencia: '¡Un gran profeta se ha levantado en medio de nosotros!' y '¡Dios ha venido a visitar a su pueblo!'


¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por nuestra unión con Cristo nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos!


en quien tenemos redención por su muerte, es decir, el perdón de los pecados conforme a las riquezas de su gracia,


y llevó sangre al Lugar Santísimo, una sola vez y para siempre; pero no sangre de machos cabríos o de becerros, sino su propia sangre, con la que aseguró nuestra eterna redención.


Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su infinita misericordia y gracias a Jesucristo resucitado de los muertos, nos concedió el privilegio de nacer de nuevo y disfrutar de una esperanza viva,