Id y aprended qué significan estas palabras: 'Yo quiero misericordia, no sacrificio'. Porque yo no he venido a llamar a los que ya son justos y buenos, sino a los pecadores. Le preguntan a Jesús sobre el ayuno
Juan 3:16 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento) Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo único para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Biblia Nueva Traducción Viviente »Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Unico, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. La Biblia Textual 3a Edicion Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que ninguno de los que creen en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. |
Id y aprended qué significan estas palabras: 'Yo quiero misericordia, no sacrificio'. Porque yo no he venido a llamar a los que ya son justos y buenos, sino a los pecadores. Le preguntan a Jesús sobre el ayuno
Por último, el dueño de la viña decidió enviar a su propio hijo, al que quería mucho. Pensó que, por tratarse de su hijo, los labradores lo respetarían;
¡Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los que son de su agrado!
Aquella Palabra se hizo hombre, y como hombre vivió entre nosotros con plenitud de gracia y de verdad. Y fuimos testigos de su gloria, la gloria que pertenece al Hijo único de Dios Padre.
Nadie ha visto jamás a Dios; pero su Hijo único, que está siempre con el Padre, nos lo ha dado a conocer. Juan el Bautista niega ser el Cristo
Al día siguiente vio Juan a Jesús, que se acercaba a él, y exclamó: Mirad, ahí está el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Por eso, no hay condena eterna para quienes han depositado en el Hijo su esperanza de salvación; en cambio, quienes no creen en él ya están condenados, por no creer en el Hijo único de Dios.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios estará sobre su cabeza.
Así pues, la voluntad de mi Padre es que todos los que ven al Hijo y creen en él tengan vida eterna, y que yo los resucite en el día último.
Es decir, que si siendo enemigos nos reconcilió Dios consigo por la muerte de su Hijo, con mayor razón, una vez reconciliados con él y siendo sus amigos, nos dará la salvación por su vida.
Mas Dios demostró la inmensidad de su amor hacia nosotros cuando, siendo aún pecadores, envió a Cristo a morir para darnos vida.
Si él no vaciló en entregar a su Hijo en favor nuestro, ¿no nos dará también con él todas las cosas?
Que el mismo Señor Jesucristo, y Dios nuestro Padre, que nos amó y que por pura gracia nos dio eterno consuelo y una esperanza que no tiene parangón,
Sin embargo, la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a nosotros se han hecho manifiestos;
Pero sí vemos a Jesús, que por breve tiempo fue hecho menor que los ángeles, ostentando la corona de gloria y honor que Dios le dio por haber padecido hasta la muerte. Porque Dios, en efecto, por compasión hacia nosotros quiso que Jesús pasara por el trance de la muerte, para beneficiarnos a todos con el don de la vida eterna.
Mirad qué grande es el amor del Padre, que nos llamamos hijos de Dios, ¡y lo somos! Sin embargo, el mundo no nos reconoce porque no conoce a Dios.
y de Jesucristo, el fiel testigo de la verdad. Él ha sido el primero en levantarse de los muertos para no volver a morir, y su soberanía se extiende sobre todos los reyes de la tierra. Movido por su amor infinito lavó con su sangre nuestros pecados,