En seguida, a partir de Moisés y continuando por todos los profetas, les fue explicando lo que las Escrituras decían acerca de él.
Juan 12:41 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento) Isaías, al contemplar en visión la gloria de Dios, se refirió de ese modo a Jesús. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él. Biblia Nueva Traducción Viviente Isaías se refería a Jesús cuando dijo esas palabras, porque vio el futuro y habló de la gloria del Mesías. Biblia Católica (Latinoamericana) Esto lo dijo Isaías, porque vio su gloria y habló de él. La Biblia Textual 3a Edicion Esto dijo Isaías porque° vio su gloria, y habló acerca de Él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Esto dijo Isaías, porque vio su gloria y habló de él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Estas cosas dijo Isaías cuando vio su gloria, y habló acerca de Él. |
En seguida, a partir de Moisés y continuando por todos los profetas, les fue explicando lo que las Escrituras decían acerca de él.
Aquella Palabra se hizo hombre, y como hombre vivió entre nosotros con plenitud de gracia y de verdad. Y fuimos testigos de su gloria, la gloria que pertenece al Hijo único de Dios Padre.
Nadie ha visto jamás a Dios; pero su Hijo único, que está siempre con el Padre, nos lo ha dado a conocer. Juan el Bautista niega ser el Cristo
Respondió Jesús: Felipe, ¿todavía no sabes quién soy, después del tiempo que he estado con vosotros? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre, ¿cómo, pues, dices que os muestre al Padre?
Vosotros escudriñáis las Escrituras pensando que en ellas vais a encontrar la vida eterna. Ellas son las que dan testimonio de mí,
También de él testifican los profetas, afirmando que cualquiera que crea en él alcanzará por su nombre el perdón de los pecados.
Porque Dios, que ordenó a la luz resplandecer de las tinieblas, ha llenado de luz nuestro corazón para que podamos reconocer en el rostro de Jesucristo el esplendor de la propia gloria de Dios.
Y el Hijo, resplandor de la gloria de Dios y manifestación de su ser, y quien mantiene con su palabra poderosa el orden de todo lo que existe, se entregó a la muerte para purificarnos de nuestros pecados. Luego se sentó en el cielo, en el lugar de honor, a la derecha de la soberana majestad de Dios;
Se preguntaban a qué persona y a qué tiempo se refería el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, cuando de antemano les mandaba anunciar los padecimientos a los que Cristo había de someterse y los hechos gloriosos que vendrían después.
Me postré entonces a sus pies, para adorarle; pero él me dijo: ¡No lo hagas! Yo soy también un siervo de Dios, lo mismo que tú y tus hermanos, los que mantienen vivo el testimonio de su fe en Jesús. Adora a Dios, porque el espíritu que anima a la profecía es dar testimonio de Jesús. El jinete del caballo blanco