Pero ellos, llenos aún de miedo, se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?
Juan 11:43 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento) Dicho esto, gritó: ¡Lázaro, sal de ahí! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús gritó: «¡Lázaro, sal de ahí!». Biblia Católica (Latinoamericana) Al decir esto, gritó con fuerte voz: '¡Lázaro, sal fuera!' La Biblia Textual 3a Edicion Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y después de decir esto, gritó con voz potente: '¡Lázaro, sal fuera!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! |
Pero ellos, llenos aún de miedo, se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?
Yo sé que siempre me escuchas, pero ahora hablo así por causa de esta gente que me rodea, para que crean que tú me enviaste.
Y Lázaro, el que estaba muerto, salió, atados los pies y las manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. ¡Desatadlo y dejadlo ir! ordenó Jesús. La conspiración para matar a Jesús
Seis días antes de empezar la fiesta de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, el que había estado muerto y que él había resucitado.
Gran número de personas se enteraron en Jerusalén de que Jesús estaba en Betania, y se fueron allá a verle; pero no solo a él, sino también a Lázaro, porque había corrido la voz de que Jesús lo había resucitado.
Pedro, entendiendo que aquella era una buena oportunidad de dirigir la palabra al pueblo, dijo: Israelitas, ¿por qué os sorprende tanto lo ocurrido? ¿Y por qué nos miráis como si nosotros hubiésemos hecho andar a este hombre con nuestro poder y nuestra propia piedad?
No puedo darte dinero, porque no lo tengo; pero te puedo dar otra cosa. ¡En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y empieza a andar!
Pedro le dijo: Eneas, Jesucristo te sana. Levántate y arregla tu cama. Al momento se levantó el paralítico, totalmente sano.
Pedro ordenó a todos que salieran de la habitación, y se arrodilló para orar. Luego se volvió al cadáver y le ordenó: ¡Tabita, levántate!Tabita abrió los ojos, vio a Pedro y al punto se incorporó.